La historia oficial se ha encargado de borrar de sus anales la presencia del conservadurismo en Puebla y de sus principales figuras.
Nombres como Antonio Haro y Tamariz, el obispo Antonio Labastida, Miguel Miramón, los cristeros poblanos y personajes como el arzobispo de Puebla Octaviano Márquez y Toriz, Ramón Plata y Eduardo García Suárez, los fundadores del Yunque, no son ni siquiera nombrados cuando se habla de la historia de Puebla y del rol preponderante que jugaron estos personajes.
Desde su fundación, desde su concepción como ciudad ideada por y para los españoles, Puebla tiene un elemento conservador muy importante, que es parte fundamental de su historia.
Su pasado industrial, como el primer centro en donde se estableció la industria textil en América Latina, dieron origen a una burguesía con identidad conservadora.
Este viernes se conmemora un aniversario más de la Batalla de Puebla, en la cual el Ejército de Oriente, comandado por Ignacio Zaragoza, venció a los franceses invasores, encabezados por el Conde de Lorencez, pero no se debe dejar a un lado que en la Capilla del Sagrado Corazón de Jesús de la Catedral de Puebla, descansan los restos de quien fuera el más grande héroe del conservadurismo, el general Miguel Miramón, “el joven Macabeo”, quien luchó contra los liberales en la Guerra de Reforma y del lado de los franceses durante la Intervención.
En el año de 1895, los restos de Miramón, quien murió fusilado junto con el emperador Maximiliano de Habsburgo y el general Tomás Mejía en el Cerro de las Campanas en Querétaro, fueron trasladados del panteón de San Fernando a la Catedral de Puebla y descansa en dicha capilla, lo cual no es casualidad.
¡Vaya ironía!, también en Puebla, justo en la zona histórica de Los Fuertes, escenario de la victoria del Ejército de Oriente, descansa en su mausoleo el héroe de la jornada, el texano, general, Ignacio Zaragoza, junto con su esposa Rafaela Padilla. Zaragoza murió el 8 de septiembre de 1862 víctima de la tifo, a tan solo meses de haber logrado el más grande triunfo en su brillante carrera militar.
Antonio Haro y Tamariz, cuyo nombre aún está presente a través de su hermano mayor Luis, a través de varias fundaciones, fue la cabeza del conservadurismo durante la Guerra de Reforma, junto con el entonces obispo de Puebla, Antonio Labastida, quien contaba con tan solo 39 años de edad.
Antonio Haro y Tamariz fue un muy influyente hacendado, dueño de plantíos de algodón y de molinos de trigo, integrante de la clase pudiente de Puebla que enfrentó a otro poblano, Ignacio Comonfort, quien llegó a ser presidente de la República, previó a la era juarista y a la Guerra de Reforma.
Haro, quien estudió en el Colegio Carolino de Puebla y tuvo una formación jesuita, y el obispo Labastida encabezaron una de las principales rebeliones en contra del entonces presidente, Ignacio Comonfort, y más tarde fueron unos férreos combatientes de las Leyes de Reforma, las cuales nacionalizaban los bienes eclesiásticos y también se opusieron al entonces presidente Juárez.
Incluso, los propios curas de origen indígena como Francisco Ortega y García, sacerdote de Zacapoaxtla, se levantó en armas contra la llamada “Ley Juárez” y suscribió el llamado Plan de Zacapoaxtla, un capítulo muy poco conocido en la historia de Puebla.
Previo a la Batalla de Puebla, los grupos conservadores poblanos apoyaron al general Leonardo Márquez, quien fue derrotado el 4 de mayo de 1862 en la ciudad de Atlixco, lo que evitó que el bando conservador (al menos 5 mil hombres) pudiera unirse al ejército francés que, al día siguiente, atacó las posiciones mexicanas primero en el Cerro de Guadalupe y, posteriormente, ante su fracaso, iniciaran una ofensiva en contra del Fuerte de Loreto, mientras Zaragoza seguía desde su cuartel general, instalado en la Iglesia de los Remedios, todas las acciones.
No por nada, durante su parte de guerra hacia el presidente Juárez, Zaragoza reprocha la actitud asumida durante la batalla por parte de la burguesía poblana y asienta en su relatoría que estuvo a punto de voltear los cañones hacia la ciudad y no lo hizo, para evitar dañar inocentes.
Puebla fue liberada del control de los franceses y conservadores el 2 de abril de 1867 y durante el Porfiriato, en la entidad adoptaron el estilo de vida afrancesado del propio presidente, el oaxaqueño Porfirio Díaz, quien paradójicamente había sido uno de los héroes del 5 de Mayo y del 2 de Abril.
La ciudad fue el epicentro del conservadurismo mexicano, el cual derivó, luego de la Revolución, en uno de los movimientos cristeros más importantes de México, para dar paso después en los años 1950 al Movimiento Anticomunista y más tarde al FUA y luego al Yunque, fundado por Ramón Plata Moreno y Eduardo García Suárez, el cual fue auspiciado por el entonces arzobispo de Puebla, monseñor Octaviano Márquez y Toriz.
Puebla es, pues, un muy importante centro del conservadurismo, algo que no se debe de olvidar, ni de omitir en la historia de la entidad.
La reunión de los ex
Un grupo de amigos ex presidentes de cámaras empresariales y de ex rectores de universidades privadas, tuvo a bien tener la iniciativa de sostener reuniones con aspirantes a la gubernatura de Puebla.
Entre estos empresarios se encuentran personajes como Francisco Emmelhainz Naveda, José Manuel Rodoreda Artasánchez, Javier Maldonado Moctezuma, José Yitani, Antonio Yitani, entre otros.
La primera de estas reuniones se llevó a cabo hace unos días y arrancó con el senador Alejandro Armenta Mier, ayer estuvo con este grupo Fernando Morales Martínez, más adelante vienen reuniones ya agendadas con Ignacio Mier Velazco, Rodrigo Abdala y Nancy de la Sierra, solo por mencionar a algunos.
Cualquier otra interpretación que se le quiera dar a este tipo de encuentros, ya es problema de quien los transcribe.
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