Aunque es muy pronto para hacer predicciones hacia 2024, lo que sí podemos hacer es sumas y restas. La alianza nacional electoral Va por México -que entró en una “suspensión” que anuncia su total ruptura-, y su edición local Va por Puebla, no tienen ninguna posibilidad aritmética de pararse frente a Morena, con posibilidades competitivas, si PRI, PAN y PRD van en solitario. Por ejemplo, el alcalde Eduardo Rivera Pérez y sus tan buenos números en la capital y la zona conurbada no sirven, sin las trincheritas del tricolor en el interior del estado. ¡Si juntos no podían, solos menos!
A unos 15 meses de distancia para que se deban definir las coaliciones y se declare inaugurado el Proceso Electoral Concurrente 2023-2024, por ahí de finales de noviembre del próximo año, los partidos de oposición se han enemistado.
Como adelantó Garganta Profunda, la razón es una iniciativa del tricolor en la Cámara de Diputados, que resulta muy complaciente con el Presidente de la República.
Se trata de una propuesta de reforma constitucional para que, en vez de que el mandatario disponga hasta 5 años de las Fuerzas Armadas para tareas de seguridad pública, sean nueve.
Es un planteamiento que acompaña muy bien la visión del titular del Ejecutivo y complementa el pase de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Ya el PRI se dobló.
El gobierno lopezobradorista terminó por doblegar a Alejandro Moreno Cárdenas, el presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del tricolor y, con él, a todo el priísmo nacional.
No resistió el diputado federal campechano y ex gobernador el amago de desafuero por una larga lista de presuntos delitos que ha venido cometiendo.
El priísmo poblano también está incluido en este viraje, por más que algunos tricolores necios y con visión corta lo nieguen.
La definición del PRI, a favor de Andrés Manuel López Obrador y Morena en lo legislativo generó el rompimiento con PRD y PAN.
Ya lo había advertido el presidente nacional del PAN, Marko Cortés, y aquí lo dijimos.
Hoy se comprobó el rompimiento, que han llamado “suspensión temporal”.
Es un eufemismo para lo que ocurre.
Se divorciaron.
Este es el comienzo de un rompimiento total.
El PRI seguirá en alianza, pero ahora con el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Al menos en lo legislativo.
Al romper el maridaje electoral de Va por México, también favorece los triunfos del sistema en 2024.
Sin alianza no hay posibilidades aritméticas de que PRI o PAN o PRD sean suficientemente competitivos en las urnas.
En el país.
Pero también aquí en Puebla, en donde la alianza está también rota.
Que no nos venga a engañar el lerdo presidente del Comité Directivo Estatal (CDE) del PRI, Néstor Camarillo, con que aquí seguirá la coalición.
No.
El rompimiento es na-cio-nal.
Porque lo han decidido los verdaderos líderes de los partidos, quienes despachan en la Ciudad de México.
No hay alianza en todo el país.
Y la previsión es que no habrá.
Desde Tijuana hasta Tulum.
Por supuesto, pasando por Puebla.
El tema es grave para todos.
Eduardo Rivera pierde potencial competitividad.
Posibilidades reales.
El PRI estará condenado a no tener ningún triunfo legislativo.
Si acaso unos municipios muy pequeños.
Ahí están los números.
Por poner un ejemplo de botepronto, la encuesta de Massive Caller de agosto de 2022, arroja en Puebla un potencial de 51.8 puntos para Morena.
Al PAN lo diagnosticó con 30.4 por ciento de los posibles votos.
Al PRI apenas le concede la encuestadora 6.5 por ciento.
El PRD ni siquiera figura en este análisis.
PRI y PAN suman juntos 36.9 por ciento.
Eso es 14.9 puntos por debajo de Morena.
Que no le cuenten.
Que no lo engañen.
Sin alianza no hay competencia.
Y el camino para mantener Casa Aguayo se le pavimenta -todavía más- a Morena.