El anillo de estromatolitos de la laguna de Alchichica es una de las evidencias más antiguas de la tierra, además de ser el registro fósil más importante la historia microbiológica temprana del planeta. La destrucción que sufrió en 2021 es irreparable y fue posible por la actuación de 2 mafias: la de los hermanos Zapata que han aterrorizado en la región de Tepeyahualco de Hidalgo y la de la Procuraduría Federal de Protección del Medio Ambiente (Propefa), que ha solapado muchos delitos ambientales en el estado.
El arrecife de estromatolitos de la laguna de Alchichica, de dos kilómetros de diámetro, se destruyó a mediados del año pasado para construir un muelle y en su momento, se tuvo detenidos a los hermanos Ricardo y Tito Zapata, como presuntos responsables, pero de manera sorpresiva el encargado de despacho de la Profepa en el estado, Floriberto Milán Cantero, habría permitido la liberación de ambos personajes, además de negar la existencia de un delito que perseguir.
Todo hace suponer que desde la Profepa hubo poderosos intereses que proteger, a tal grado que el encargado de esa dependencia llegó a definir que todo se trataba de un problema de orden “sentimental”, pero que no había evidencias que se cometió un delito ambiental que ameritara abrir una causa penal.
Quienes conocen de este caso, sospechan que habría existido un posible entendimiento entre los hermanos Zapata y los encargados de la Propefa.
Se sabe que ya existe una investigación, ordenada desde la cúpula del Poder Ejecutivo federal, para revisar el desempeño de Floriberto Milán Cantero y otros funcionarios de la Profepa.
Ese escrutinio no se reduce al tema de la laguna de Alchichica, ubicada en el municipio de Tepeyahualco de Hidalgo, sino también se habría extendido a los pobres resultado que la delegación de la Profepa ha ofrecido en el combate a la tala clandestina de bosques y el robo de cactáceas en la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán, al sur del estado de Puebla.
Robo a transportistas está en el fondo de este caso
Para entender lo que pasó en la laguna de Alchichica es necesario revisar lo que ocurrió en el pasado proceso electoral en Tepeyahualco, el cual por ser un municipio muy alejado de la ciudad de Puebla, colindante con Veracruz, pasó desapercibido que se registró uno de los hechos más violentos de la última contienda comicial.
El día del cómputo de la elección para renovar el ayuntamiento, un grupo armado tomó las instalaciones del Comité Municipal Electoral y controló, bajo la mirada atemorizada de representantes de los partidos políticos y de funcionarios electorales, como cambiaron las cifras de una contienda cerrada.
Antes del cómputo, iba ganando por pocos votos Ayerim Espinosa Sosa, el candidato del PT y el alcalde en su momento que busca reelegirse. Al terminar la sesión de ese órgano, el triunfador era Saúl Godos Luna, el candidato del Partido Pacto Social de Integración y quien luego de un largo litigio fue designado presidente municipal.
Lo acontecido en el proceso electoral, que incluyó la ejecución en plena luz del día y frente a mucha gente de un hermano del ex presidente municipal, es reflejo de una ferviente actividad de dos bloques de bandas dedicadas al asalto de camiones de carga y comercialización de grandes volúmenes de las mercancías que son hurtadas.
Son parte de las organizaciones –con miembros de varios estados del país– que asolan al corredor vial que va de la capital del país y hasta el puerto de Veracruz.
Esos grupos han tenido el afán de buscar controlar o influir en la autoridad municipal de Tepeyahualco, para tener a su favor un manto de impunidad.
En Tepeyahualco nadie habla de esa actividad criminal. La mayoría de la gente prefiere no enterarse o permanecer callados.
Ese miedo explica porque el año pasado un grupo de comerciantes, encabezados por los hermanos Zapata que eran muy cercanos al anterior ayuntamiento, rompieron el anillo de estromatolitos bajo el argumento de que son dueños de los terrenos aledaños a la laguna de Alchichica y que los arrecifes les estorbaban para meter al agua lanchas y motos acuáticas, sin que nadie les marcara un alto.
Tuvo que haber una denuncia anónima para que interviniera una autoridad estatal, en este caso la Secretaría de Medio Ambiente, Desarrollo Sustentable y Ordenamiento Territorial, cuyos funcionarios cuando acudieron por segunda vez a la zona de la laguna, estuvieron a punto de ser linchados por un grupo de personas que estaban ahí para impedir que se clausurara la construcción de un muelle.
Y por si fuera poco, cuando ya estaban detenidos los presuntos autores de destruir una formación geológica del Pleistoceno, intervino la Profepa para que nadie fuera castigado por dicho ilícito.
La impunidad a todo lo que da, es lo que decide en mucho la vida diaria de la región peligrosa de Tepeyahualco.
