La renuncia formalizada de Armando Ríos Piter a una rectoría que en los hechos nunca ejerció no provocará grandes cambios en la crisis que padece la UDLAP y que tiene como principales afectados a sus estudiantes, pero representa un descalabro moral para quienes incursionaron en la institución, con tambores de guerra, aquel martes 29 de junio.
El conflicto se mantendrá como está porque, aun con la salida de Ríos Piter, docentes y administrativos no retornarán a la universidad en el corto plazo, y sin ellos tampoco lo harán los estudiantes.
Para tratar de anotarse un acierto en esa lucha de percepción que hasta ahora lleva perdida, el patronato de Horacio Magaña Martínez, al que la comunidad universitaria llama “espurio”, sacrificó a su rector interino con el fin de convencer al público expectante de que es la rectora Cecilia Anaya Berríos quien no quiere regresar a las clases presenciales.
Magaña y aliados invitan a Anaya a incorporarse a sus funciones de rectora, pero bajo la tutela y las órdenes del nuevo patronato, lo que evidentemente aquella rechaza.
Ayer mismo, el vocero de Margarita Jenkins de Landa, presidenta del depuesto patronato, Enrique Rodríguez, reiteró la condición que sus representados han puesto para volver a la actividad presencial: que sea un juez quien les regrese la posesión del inmueble y que tengan como testigo a un notario público elegido por ellos.
Mientras eso no suceda, mantendrán las instrucciones que han comunicado a sus subordinados para impedir que se presenten a trabajar.
Por eso es que la salida de Ríos Piter no ayudará a la causa de los patronos designados por la Junta para el Cuidado de las Instituciones de Beneficencia Privada, organismo descentralizado del gobierno del estado.
Entonces, lejos de beneficiarles, les dañará.
La partida del exsenador perredista no conducirá a Cecilia Anaya a la universidad, pero sí confirmará las teorías acerca de su incapacidad para administrar y llevar a buen puerto un problema que se le encomendó resolver, para el que fue traído a Puebla desde el exilio político en que se encontraba.
Ríos Piter nunca pudo dialogar con la comunidad universitaria y tiró la toalla en los días de mayor presión social.
El hecho quedará en la percepción del respetable como una derrota del invasor frente a la resistencia que pide liberar la UDLAP del secuestro al que ha sido sometida.
Siete meses nada más les llevó a los nuevos patronos de esa universidad entender el fondo del problema social que se desató a partir de la toma del inmueble.
Sin atender la demanda principal, que era la vuelta a la normalidad de la vida universitaria, incluso en medio del conflicto entre integrantes de la familia Jenkins, no ganaron simpatías, apoyo ni mucho menos legitimidad ante esos sectores de la sociedad poblana que miraron con asombro la incursión policiaca en el campus de Santa Catarina Mártir, hace más de medio año.
La culpa no es toda de Ríos Piter, sino que ha sido más bien compartida con esos personajes que se empeñaron en querer ganar legitimidad solo a través del linchamiento público de los Jenkins, presuntos ladrones del patrimonio de la Fundación que lleva su nombre, y de sus supuestos cómplices incrustados en la universidad, comenzando con el exrector Luis Ernesto Derbez Bautista.
Una mayoría de los estudiantes quería regresar a clases y nada más, con las autoridades universitarias que fueran, sin importar el desenlace de la guerra que se mantiene en los tribunales.
Hoy las cosas parecen haber cambiado.
Desean clases, pero con Anaya y los Jenkins restituidos.
Así se ha entrampado el conflicto.
Los aliados de Guillermo Jenkins de Landa, promotor de la denuncia contra su madre y hermanos, no contaron conque acabarían por hacer de los denunciados unos mártires, y que estos obtendrían el respaldo moral de la comunidad universitaria, que los ve como víctimas de una trama perversa orquestada desde el poder político.
Los diputados locales del PAN quieren llevar al Congreso del Estado a Daniel Vázquez Millán, director de la Junta para el Cuidado de las Instituciones de Beneficencia Privada, para que explique en una sesión abierta cómo y por qué eligió a los nuevos patronos de la universidad y qué fue lo que pasó con Ríos Piter, desde su fallida designación hasta su renuncia.
Será muy interesante escucharlo.
A ver si va.
Twitter: @jorgerdzc




