A Puerta Cerrada por Jorge Rodríguez Corona
Alfonso Esparza Ortiz sorprendió ayer a los invitados a su segundo informe de labores con el empleo de un nuevo formato para la lectura del discurso.
Después una primera lectura de 13 minutos y de la transmisión de un video que marcaba una suerte de intermedio en el acto protocolario, el rector de la BUAP reapareció en el escenario del auditorio del Complejo Cultural Universitario para tomar la palabra por segunda vez, pero de una manera diferente.
Esparza, que portaba un traje gris oscuro, camisa blanca y corbata roja, salió sin el atril que había usado en la primera mitad del informe, con micrófono inalámbrico apenas visible a la distancia y con una tanda de imágenes de fondo que ilustraban los logros enunciados.
La falta del atril le permitió moverse de un extremo a otro del escenario y le obligó a ser (mucho) más efusivo en la arenga que pronunciaba frente a los asistentes.
Al final el nuevo formato le dio buenos resultados.
Sin perder seriedad, le quitó al informe ese carácter solemne que suele convertirse en acartonamiento en este tipo de actos.
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De los tres ex rectores que coincidieron en el informe de Esparza: José Doger, Enrique Doger y Enrique Agüera, el segundo de ellos fue el que se mostró más ávido de abrazos y saludos, de reflectores pues.
A fin de cuentas suspirante del PRI a la minigubernatura, Enrique Doger fue el último de los tres en abandonar el auditorio del CCU.
José Doger, autor del Proyecto Fénix en 1993, fue el primero en partir.
Le siguió Agüera, después de responder algunas interrogantes de curiosos y de representantes de la prensa que querían ahondar en los motivos de su autoexilio político.
Su tocayo esperó al último.
Antes de salir vio que Eukid Castañón se aproximaba por el pasillo de salida hacia él y prefirió esperar a su encuentro.
“Todos están pendientes para ver si nos saludamos”, le dijo el ex presidente municipal de Puebla al diputado federal panista una vez que lo tuvo de frente.
“Claro. Y además, con mucho cariño”, le respondió Eukid, sin perder el aspecto serio que llevaba en el rostro.
Entonces se dieron un abrazo.
Luego de eso Doger dejó el inmueble.
Ya no vio pasar a José Antonio Gali, que un minuto después caminó por el mismo pasillo que Castañón en compañía de su esposa Dinorah López.
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Este diálogo ocurrió minutos antes de que ingresaran el rector Alfonso Esparza y el gobernador Rafael Moreno Valle al auditorio del CCU. La mayoría de los invitados al segundo informe ya estaba en su sitio.
Un personaje morenovallista (A) pero ajeno de manera formal al gobierno del estado le preguntó a otro morenovallista (B), este sí registrado en el padrón de colaboradores del mandatario, que qué ocurriría con Luis Maldonado Venegas, una vez que la semana pasada se había hecho de la presidencia de la comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación en San Lázaro.
El personaje interrogado contestó que, hasta donde sabía, Luis Maldonado terminaría reincorporándose a la administración estatal en este mes puesto que así lo había acordado con el gobernador.
“¿Y la diputación federal? ¿Y la comisión de Vigilancia?”, insistió el curioso.
“No sé cómo le hará, pero su compromiso fue venir al cierre del sexenio como secretario General de Gobierno y sé que tiene pensado cumplir ese acuerdo”, respondió el morenovallista.
Así las cosas, en caso de que el personaje “B” goce de información privilegiada, no descarte a Maldonado para retornar a Casa Aguayo en dos o tres semanas más.
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Una asamblea informativa y una feria de servicios con membrete del gobierno federal sirvió de pretexto para reunir el sábado en la ciudad de Puebla a cuatro de una docena de presuntos aspirantes del PRI a la gubernatura.
Ahí estuvieron Juan Carlos Lastiri Quirós, Alberto Jiménez Merino, Víctor Giorgana Jiménez y ¡Blanca Alcalá Ruiz!
La senadora, que durante tres semanas había defendido la tesis aquella de que solo la dirigencia del tricolor estaba facultada para hacer llamados a la unidad, en la forma y los tiempos que considerara pertinente, se sumó esta vez al grupo -al menos una parte de él-que en un principio la había excluido.
¿Será que ahora es ella la candidata del grupo de la ‘unidad’ para el 2016?
Puede ser.
Desde la perspectiva de algunos suspirantes, postular a Blanca Alcalá el año que viene les dejaría el camino libre para el 2018.
Por vía de mientras, la senadora fue congruente con sus dichos al acudir a los llamados tanto de Enrique Doger, nueve días atrás, como de los priistas que la cobijaron el sábado.
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El alcalde José Antonio Gali Fayad fue testigo de un hecho bochornoso la noche del sábado, en la celebración de una boda religiosa que se llevó a cabo en el Club de Golf Las Fuentes.
Hasta su mesa llegó Guillermo Hidalgo, uno de los hijos del notario público Horacio Hidalgo Mendoza, para reprocharle a los comensales la actuación de los gobiernos federales de extracción panista y culparlos de los escándalos que han acompañado a la administración, también federal, del PRI.
El ‘debate’ sobre asuntos de política subió de tono cuando Hidalgo hizo de Gali el blanco de los reclamos, tanto que tuvo que ser la esposa del hijo del notario, de apellido Chedraui, la que fuera al rescate de la situación.
Cuentan que Gali Fayad conservó la cordura en la mesa que compartía con su esposa y con un grupo de amigos y que prefirió olvidar el incidente.
Antes de ir con Gali, Guillermo Hidalgo ya había hecho lo propio con el panista y ex senador Santiago Creel Miranda, quien también se encontraba en la fiesta.
@jorgerdzc
