A Puerta Cerrada por Jorge Rodríguez Corona
En poco tiempo, Alberto Jiménez Merino ha logrado colar su nombre entre los principales aspirantes del PRI al minigobierno de un año con ocho meses.
A diferencia de otras sucesiones, en las que ya había participado como supuesto precandidato priista, el delegado de la Sagarpa ha transmitido a los círculos del poder que esta vez es serio su deseo de competir por la candidatura de su partido.
Quizá en el pasado también tuvo interés y también fue serio, pero no lo había manifestado de manera clara como ahora, con reuniones privadas, pactos secretos (no tan secretos) y eventos masivos como el del viernes con motivo de su cumpleaños.
Aun se encuentra por debajo de la senadora Blanca Alcalá y del ex diputado federal Enrique Doger, pero ya se le mira como una de las alternativas del PRI.
Los observadores que piensan en la declaratoria de guerra (electoral) como única vía de enfrentamiento al morenovallismo lo descartan, por su estilo personal más bien moderado, ajeno a la confrontación.
En cambio, sus promotores argumentan en su favor que esa prudencia con la que se ha conducido es la que podría ayudarle, sumar para su causa a los distintos grupos del tricolor.
Por lo pronto, el viernes, en el salón social del IMSS de Zavaleta, estuvieron con él Mario Marín Torres y Juan Carlos Lastiri Quirós, además de Javier López Zavala.
También llegaron Ana Isabel Allende y Alejandro Armenta Mier, que junto con el ex gobernador ocuparon un sitio en la mesa principal, justo a los lados del festejado.
Quienes no asistieron fueron, precisamente, Alcalá y Doger.
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Aunque de dientes para afuera se digan respetuosos de la autoridad de su presidente nacional y de los tiempos que éste decida para dar inicio con los avatares del proceso interno, lo cierto es que a algunos de los llamados precandidatos del PRI les comen las ansias por entrevistarse con Manlio Fabio Beltrones y por lo tanto ya han hecho intentos para verlo de manera personal.
Todos esos intentos han sido infructuosos hasta ahora.
Algunos de los tricolores incluso han buscado la intermediación del ex gobernador Melquiades Morales Flores para ingresar a la oficina principal del edificio de Insurgentes Norte, en la ciudad de México, donde se halla la sede del Comité Ejecutivo Nacional.
Ni así han podido ser recibidos todavía.
No es que Melquiades carezca de la influencia necesaria para abrir aquella puerta.
Lo que ocurre es que el mismo Beltrones no ha querido adelantarse con ninguno de los suspirantes; prefiere evitar suspicacias que empañen la contienda interna en el futuro.
La buena noticia para los inquietos priistas es que esta semana comenzarán a tomarse decisiones importantes al respecto.
Habrá noticias.
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Si le cuentan que existe un personaje poblano harto interesado en pedir e insistir al dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones Rivera, que descargue todo su arsenal político en contra del morenovallismo en la elección local de 2016, no vaya a pensar que se trata de alguno de los aspirantes del partido tricolor al gobierno del estado.
No, ni siquiera se trata de Enrique Doger, hasta ahora el más belicoso de los tiradores priistas a la minigubernatura.
Dicen que quien se ha propuesto encender las pasiones de Beltrones en contra de Rafael Moreno Valle y, por ende, de José Antonio Gali Fayad, es el empresario Ricardo Henaine Mezher, el mismo que en este sexenio perdió la posesión del predio donde se ubicaba el parque de diversiones Valle Fantástico, el control del aeropuerto Hermanos Serdán, el equipo de la Franja y el edificio que albergaba las oficinas del periódico El Heraldo de Puebla, allá en la 8 Oriente.
Lo interesante del trascendido es que, aseguran, ha salido de boca del propio empresario.
En efecto, parece que Henaine, quien se presume amigo personal del dirigente priista, no ha sido o no ha querido ser cuidadoso en la manifestación pública de sus palabras.
Quiere revancha y así lo expresa.
@jorgerdzc