Columna Serpientes y Escaleras por Ricardo Morales
Enrique Doger Guerrero, es sin duda la esencia del animal político (zoon politikón), la definición Aristotélica del hombre que sabe relacionarse en su sociedad y sabe hacer política.
Así lo demostró durante su paso por la Universidad Autónoma de Puebla, donde superó y eso ya es mucho decir, lo realizado por su primo José, al frente de la máxima casa de estudios, imponiendo su sello y su forma de hacer política.
Más tarde a sangre y fuego se impuso en la sucesión de la UAP y dejó a cargo de Enrique Agüera la máxima casa de estudios en el estado. Si leyó bien, el impuso a Agüera porque el candidato de Mario Marín, a la sazón candidato al gobierno del Estado era el entonces Tesorero Armando Valerdi Rojas, desde ahí comenzaron las desavenencias entre ambos personajes.
Con inteligencia y habilidad Doger se impuso al príncipe del Yunque Pablo Rodríguez Regordosa, hoy refugiado en los brazos del morenovallismo, sin la ayuda de Marín y su equipo, que lo dejaron solo en la campaña.
Ya como alcalde de Puebla, le jugó las contras a Marín y se conjuró con todos sus enemigos, planeando su caída tras el escándalo del Lydiagate, un error de cálculo de su parte, que terminó costándole la candidatura a la gubernatura en el 2010.
Su habilidad política le alcanzó para a pesar de haber estado de “brazos caídos” en la campaña Zavala, quedarse con una diputación local y una buena relación con el entonces gobernador electo, Rafael Moreno Valle.
Las buenas relaciones se tradujeron en una victoria en el 2012 en el distrito 6 con cabecera en Puebla, en donde el morenovallismo abandonó a su suerte a Enrique Guevara Montiel, el único candidato del entonces presidente municipal, el Yunquista Eduardo Rivera Pérez.
El milagro de las 2 de la mañana se reflejó en el resultado electoral de la jornada, cuando Doger le dio a la vuelta al “perredista”, Mario Chapital de la Rosa, quien por indicaciones, se desapareció en el último mes de campaña y aun así perdió por solo 950 votos.
Ese es el Doger seductor, perverso, astuto, hábil, experto en el debate y en pelear contra las cuerdas en contra de sus adversarios, un fajador puro, pues. Él mismo se define como más Guerrero que Doger, jugando con sus apellidos. Es pues desde mi punto de vista el priista mejor preparado para ir a la guerra.
Donde desde mi perspectiva siento que Enrique comete un grave error, es en arrojarse a los brazos del marinismo, haciendo pública la presencia de Valentín Meneses Rojas, dentro de su equipo.
Doger envía dos señales equivocadas con la presencia de Valentín, quien en lo personal me cae muy bien y con quien tengo una buena relación.
El exrector y expresidente municipal, triunfo en varias de sus batallas, porque representaba la figura fresca de un ciudadano metido en la política.
Un académico que mutó, al mundo de la política y que ayudaba al PRI con un perfil fresco, que no representaba a ninguno de los tradicionales grupos políticos de Puebla (bartlismo, melquiadismo, marinismo con algo de gen bartlista).
Hoy Doger se exhibe al lado de quienes fueron sus más duros adversarios políticos, pero no solo eso, eso hablaría de su capacidad para recomponer, pero se exhibe al lado del grupo político que no precisamente goza del mejor prestigio público.
Esto hace que muchos ciudadanos que veían con esperanza y aliento su postulación, lo rechacen ampliamente y es que si bien es cierto que Marín, no corrió burócratas, tampoco su administración puede ser tomada como un referente de lo que los poblanos quieren.
A su vez Doger deja ver con la incorporación de Meneses a su equipo una de sus debilidades, el carecer de una estructura propia. Tuvo que arrojarse a los brazos del marinismo, el grupo expulsado del poder, sus archirrivales para contar con una estructura que lo pudiera cobijar en sus eventos.
La presencia de Meneses y del “mostro” Alvaro Alatriste en sus eventos, no le suma en voluntades al expresidente municipal de Puebla y exrector, le suma estructura, pero lo aleja de la sociedad, que era su punto de fuerte.
Quién lo diría, Doger a partir de esta fecha será visto como una extensión más del marinismo, que busca regresar por sus fueros perdidos, ya sea a través del ex académico o del delegado de la Sagarpa, Alberto Jiménez Merino.
Karina Alcalá tras el Organismo de Mujeres del PRI. Quien busca seguir los pasos de su madre, es Karina Romero Alcalá, hija de la senadora priista y expresidenta municipal de Puebla, Blanca Alcalá Ruiz.
La regidora en el ayuntamiento que preside Tony Gali, busca con el apoyo de su madre, hacerse de la presidencia del organismo priista.
Y es que Karina ya trae metida la “vena política” y quiere continuar su carrera después del cabildo y el primer paso rumbo al 2018 es hacerse del Organismo de Mujeres del PRI. Su madre la senadora Alcalá encabeza el cabildeo con otras aspirantes para que desistan en su intento y declinen a favor de su “cachorra”.
No es nada raro que la regidora en breve se haga de esa posición, que es uno de los espacios importantes al interior del tricolor.
