La Quinta Columna por Mario Alberto Mejía
Hacia el mediodía del viernes pasado, Violeta Lagunes entró a la sede estatal del PRI de la Diagonal Defensores de la República.
Con ella iban algunos panistas de un perfil tan bajo que eran irreconocibles, así como el activista de “izquierda” Marco Mazatle: líder del Movimiento Alternativa Social (MÁS) y coorganizador de la frustrada marcha de agosto de 2014 en contra del gobernador Moreno Valle.
Hasta antes de ingresar al edificio del PRI, Mazatle se había cuidado de que no lo ligaran con este partido.
Quienes lo vieron el viernes 11 de septiembre aseguran que trataba de pasar desaparecido.
No fue el caso de Violeta Lagunes, que abiertamente llegó preguntando por Ana Isabel Allende, la dirigente estatal del partidazo en la entidad.
Cómo olvidar a Lagunes cuando en su calidad de diputada federal panista pasó a la historia reciente de este país al lanzar una lata (tibia) de Coca-Cola a la nuca de un despistado perredista.
La imagen recorrió medios nacionales e internacionales y fue producto de burlas e ironías en todos lados.
Pero volvamos a las escenas del viernes.
Violeta Lagunes, que apoyó al PRI en la elección local de 2013, le dijo a la secretaria si la dirigente del PRI llegaría.
-Sí -le dijeron.
Y se pusieron a esperar.
Ana Isabel llegó y los hizo pasar a su privado.
Ahí hablaron, primero, de la necesidad de enfrentar a Moreno Valle a través de todos los recursos a su alcance.
El tema de la denominada Ley Antibronco ocupó un buen espacio.
“Cuentas con nosotros para tumbarla”, expresaron los panistas-izquierdistas, ya convertidos abiertamente en neopriistas.
Y fue en este último punto que declararon abiertamente sus anhelos de incorporarse al partidazo con todo y sus “Huarachito Venceremos”.
Uno de ellos agregó que muchos panistas se sumarían a la lucha contra Moreno Valle en 2013.
No lo dijeron, pero en las mentes de los ahí presentes estaban los nombres de Eduardo Rivera Pérez y Ana Teresa Aranda.
(Esta última, por cierto, estuvo a punto de llegar a San Lázaro con los colores de PRI, pero se le atravesó la cómica Carmen Salinas).
Lalo Rivera en la Mente del PRI. De un tiempo a esta parte, el ex alcalde panista no deja de reunirse con priistas a la sombra de la clandestinidad.
Las reuniones son en corto, casi a oscuras.
El fin no podía ser otro: lo quieren ver en las boletas el año próximo.
Y no como candidato del PAN ni del PRI.
Lo quieren, faltaba más, como candidato independiente.
No es gratuita la lucha que varios priistas libran en contra de la Ley Antibronco.
Sus motivaciones son más claras que un vaso de agua: quieren que Lalo le quite votos al PAN.