A Puerta Cerrada
Jorge Rodríguez C.
La definición del sustituto de José Antonio Gali Fayad en la presidencia municipal de Puebla debe ser un asunto complejo de resolver para el gobernador Rafael Moreno Valle.
Ya se sabe que tendrá que ocupar esa posición quien le garantice lealtad a él, quien le genere confianza (plena) al futuro candidato a gobernador y quien posea características políticas específicas para llevar a buen puerto la administración municipal iniciada en febrero de 2014.
Una suma de tres condiciones difíciles de hallar en un solo personaje.
r Aun así, hay que agregar una cuarta.
En el escenario ideal, ese que a veces se queda so- do en los planes de escritorio, el edil sustituto tendrá -que carecer de aspiraciones políticas para la sucesión 41e 2018.
Es decir, que quien sea que releve a Gali Fayad en los primeros meses del próximo año deberá llegar con el compromiso de quedarse en esa posición quietecito, (hasta el fin del ayuntamiento, sin el deseo personalísiano de participar como precandidato a gobernador para da contienda posterior a la de 2016.
Si las primeras tres características planteadas para el (futuro edil sustituto complican su elección, esta cuarta (lleva el proceso de análisis a un nivel todavía más elevado.
-i. Quién que gobierne la ciudad más importante del estado, aun en calidad de presidente municipal sustituto, podrá poner freno al natural deseo de convertirse en gobernador, sobre todo cuando la elección de referencia coincida con el término del periodo de la alcaldía.
Una vez concluida la elección local de 2016, inmediata e irremediablemente arrancará la contienda de gobernador de 2018.
Como suceso insólito en el estado, los aspirantes de los dos principales partidos políticos, PAN y PRI, comenzarán a correr en sus propias rutas para tratar de afianzarse en un tiempo que en realidad será muy corto, menor a dos años.
¿A poco no tendría que estar el relevo de Gali en la (larga lista de suspirantes? En una situación regular, por supuesto que sí, como lo estuvieron en los últimos dos sexenios, previos a Moreno Valle, el panista Luis Paredes Moctezuma y la -priista Blanca Alcalá Ruiz, que en su circunstancia de ediles de Puebla, en la segunda mitad de la administración estatal en turno, intentaron competir dentro de sus partidos.
Pero el sustituto de Gali no enfrentará una situación regular.
Emanará de una designación formalizada por los diputados integrantes del Poder Legislativo para completar el periodo de gestión municipal que habrá dejado Gali, quien ya para esas fechas figurará como candidato a gobernador del PAN y de los partidos aliados del morenovallismo.
Luego entonces, replicar el movimiento de 2016 en febrero de 2018: retirar de nueva cuenta al presidente municipal de la alcaldía para llevarlo a contender por la gubernatura, sería mucho más que arriesgado en términos de rendimiento electoral.
Si eso ocurriera, si el sustituto emprendiera la misma estrategia que Gali Fayad, terminaría por obsequiarle eficientes elementos de descalificación política en contra al PRI y a sus candidatos, que justo en esa elección volverán a pelear por las 26 diputaciones y las 217 presidencias municipales.
Con los argumentos adecuados, Gali podrá justificar su salida de cara a los eventuales electores. De hecho, ha comenzado a hacerlo.
Sin embargo, un segundo alcalde, en un tiempo tan breve, dentro del mismo periodo de gobierno, difícilmente lo hará.
Por eso es que no sería buena idea partir del ayuntamiento por segunda vez.
Y justo por eso es que un morenovallista cercano a Gali y sin proyectos políticos personales, al menos para el 2018, es lo que debe estarse buscando en este momento.
No debe ser casualidad, por ejemplo, que Jorge Aguilar Chedraui se descartara por sí solo.
El líder de los diputados locales del PAN, que el año que viene será presidente de la junta de gobierno y coordinación política del Congreso, dijo la semana pasada que se quedará en el Poder Legislativo.
Su anuncio tiene lógica.
Prefiere mantener abierta la puerta al 2018.
@jorgerdzc [email protected]