Mario Alberto Mejía / La Quintacolumna
En el escenario del 2016 este miércoles arrancó su precampaña la aspirante priísta mejor posicionada: la senadora Blanca Alcalá Ruiz.
24 horas le duró el gusto a Enrique Doger, quien este miércoles dio una prueba de su “tolerancia” a la crítica y de su “excelencia educativa” como ex rector de la BUAP y presidente del Comité Editorial de San Lázaro.
Y es que Doger estalló en Twitter contra quien esto escribe, y balbuceó toda clase de tonterías en infinitivo sioux y con una redacción y puntuación deplorables para júbilo de los tuiteros que se burlaban de su pésimo espectáculo.
Ahora queda claro el nivel de la educación en México con personajes como este que ni siquiera saben lo que es una tilde porque ignoran su uso y su costumbre.
Cómo olvidar que Doger se burlaba de Javier López Zavala por su manera de expresarse.
Hoy queda claro que a quienes aspiren a algún alto cargo educativo tendrían que hacerles un mínimo examen de redacción al nivel de quinto de primaria. Muchos como Doger lo reprobarían. Además, en su ira tuitera, nuestro personaje exhibió otros ismos: clasismo y racismo.
Regreso al tema de esta columna.
A pregunta expresa, Blanca Alcalá ya contesta abiertamente: “voy por el 2016”.
Así lo hizo en varios noticieros matutinos a lo largo del miércoles.
Las dudas matan: ¿qué señal recibió?
¿Por qué finalmente ha decidido buscar la minigubernatura?
¿Qué sabe ella que ignoran los priistas locales?
No deja de ser extraño que la política más cautelosa declare abiertamente su interés por llegar a Casa Puebla. Blanca, pues, ya tomó una decisión en función de su gran posicionamiento.
No hay entre sus compañeros quien le dispute el liderazgo que mantiene desde hace varios años en las encuestas serias.
Cosa curiosa: Mequiades Morales y Rafael Moreno Valle llegaron a Casa Puebla vía el Senado de la República. El escenario, hay que decirlo, cambió radicalmente en las últimas 24 horas.
Algo saben quienes anteponen la ira y su mala ortografía a la sensatez que suele acompañar a la senadora Alcalá.
Diría un columnista nacional: los dados marcan serpiente.


