Mario Alberto Mejía / La Quintacolumna
A través de su cuenta de Twitter, al más puro estilo de un pequeño gángster, el alcalde José Juan Espinosa subió este sábado un tuit que luego borró.
Vea el hipócrita lector: “Con su permiso pero… Si estás hasta la madre de los abusos del Gobierno del Estado, te espero mañana en el Zócalo de Cholula a partir de las 12 Horas”.
Horas después subió un tuit similar ya sin mencionar al gobierno del estado.
Sólo se limitó a poner “gobierno”.
Este domingo, a las 12 del día, en un mitin desangelado por la ausencia de gente, un candidato del partido del alcalde de San Pedro Cholula —Movimiento Ciudadano— encabezaba un mitin… en el Zócalo de Cholula.
No conforme con violar todas las normas electorales, Espinosa le ordenó a su directora de Recursos Humanos, Claudia González Torres, su prima, que convocara a los trabajadores del ayuntamiento para que fueran al acto partidista y que incluso pasara lista de presentes.
Queda muy claro que quienes no acudieran a la convocatoria serían lastimados en sus trabajos o administrativamente.
El caso es que ni con esas amenazas Espinosa logró que la gente llenara el Zócalo de Cholula como era su intención.
Para los acarreados, aquellos que van por sus Frutsis y sus tortas frías de jamón, puso varias camionetas del ayuntamiento de San Pedro, pero sin placas.
No hacía falta: el logo de la Presidencia destacaba generosamente.
José Juan se siente protegido —y así lo manifiesta en todos lados— por el Gobierno Federal, el CEN del PRI y Dante Delgado, presidente del partido Movimiento Ciudadano.
No obstante, los funcionarios que escuchan sus baladronadas se mueren de miedo.
Y es que además de no compartir las locuras de su jefe, se saben indefensos.
Uno de ellos le dijo al quintacolumnista: “A él lo protegen ellos. ¿A nosotros quién?”.
Por cierto: la relación de José Juan Espinosa con Dante Delgado transita en varias vías.
Una de estas tiene que ver con los recursos que el alcalde desvía para apoyar a su partido.
Sube tuits muy valientes, luego los borra.
En el fondo está muerto de miedo.
Le dicen el Jota Jota.
Es el enésimo “Varguitas” surgido en los últimos años.
Lerdo de Tejada: el Ajedrez de la Muerte. Sebastián Lerdo de Tejada comió este viernes 22 de julio con Mercedes Juan, secretaria de Salud del gobierno federal, y con su gran amigo Luis Antonio Godina, secretario general del ISSSTE, dependencia de la que empezó a ser titular en los primeros días de la administración de Enrique Peña Nieto.
La comida fue un éxito.
Lerdo de Tejada estaba feliz porque dos semanas atrás se había hecho un examen general de salud del que salió como un roble.
Nada, pues, se interponía entre sus responsabilidades administrativas, el golf —una de sus grandes pasiones— y su salud.
Después de la comida, los dos amigos se dirigieron a una reunión con los principales dirigentes del sindicato del ISSSTE.
Cómo olvidarlo: Godina y Lerdo de Tejada crearon años atrás un despacho exitosísimo que abrió puertas a formas inéditas de negociación y acuerdos: “Lerdo de Tejada-Godina Lobbying México”.
Juntos, pues, corrieron en varias carreteras siempre con éxito.
La estancia de ambos en el ISSSTE influyó de inmediato en las grandes transformaciones.
Godina, poblano de nacimiento, contribuyó a darle un espíritu diferente —más humano, más cercano— a la dependencia.
Lerdo de Tejada y Godina salieron de la reunión con el sindicato y se despidieron afectuosamente.
El primero abordó su camioneta y le pidió al chofer que lo llevara a su casa.
Eran algo así como las nueve de la noche de ese viernes perturbado por la lluvia y el tráfico.
De pronto, todo se empezó a descomponer.
Como en un mal sueño, las torres, los alfiles y la reina cayeron estrepitosamente sobre este tablero llamado vida.
Un infarto fulminante dejó a la deriva a Lerdo de Tejada.
Avisado por el chofer, Godina llegó a auxiliarlo.
Entonces convocó a los mejores cardiólogos para salvar a su amigo.
Fue inútil.
El rey, acosado, rodó por el tablero.
A los cuarenta y ocho años de edad, en la plenitud de su vida y de su salud, Sebastián Lerdo de Tejada había muerto.
Descanse en paz.