Mario Alberto Mejía / La Quintacolumna
Quien insiste en llamar a Mario Marín Torres un mito genial que sólo espera tener nietos para cuidarlos no sabe lo que está diciendo.
No sólo ha metido las manos en tres campañas priistas: ha metido el cuerpo entero.
Sus operadores van y vienen todos los días aceitando las maquinarias de las candidatas Nancy de la Sierra (Distrito III), Grace Palomares (Distrito XI), y el candidato Víctor Manuel Giorgana (Distrito XII).
Graciela “Grace” Palomares, cercana a Mario Marín hijo, tiene como operadores visibles a personajes dilectos del marinismo como el contador y capitán Francisco Rafael Ruiz del Sol, ex coordinador de Giras del gobierno del estado; Hilda Marín Torres y su esposo Humberto Hidalgo Vargas, Ismael Ríos, Alejandro Fernández y hasta el número 2 de David Villa Issa, el “cuñaíto”, ex subsecretario de Egresos de la Secretaría de Finanzas en el sexenio “dorado”.
Toda esa estructura fue montada por el ex gobernador en un edificio de su propiedad: las instalaciones de “Fuerza Joven” de Huexotitla, que ahora hacen las veces de la Casa de Campaña de Palomares.
“Todo el marinismo al servicio de Grace”, podría ser el slogan de la campaña de la joven candidata.
Ruiz del Sol salió del ostracismo para coordinar las giras de la candidata, así como durante seis años coordinó las de su jefe.
Con él en esa posición las cosas se ven de otra manera.
Y es que el contador y capitán es un experto en estrategias de seguridad y conoce la ciudad de Puebla y ahora el Distrito XI como muy pocos.
Un personaje del pasado reciente, Alejandro Fernández, es el financiero de la campaña.
Con Marín hizo de todo, y eso lo ubicó entre los más cercanos.
Lo mismo operó los giros negros que los dineros públicos, aunque al final de la administración estuvo al frente del Sistema Estatal de Seguridad Pública.
Durante varios años desapareció de la vida pública poblana.
Hoy está de regreso en su calidad de financiero de las tres campañas.
Financiero de lujo, faltaba más.
Administrando los recursos se encuentra nada menos que la “mano derecha” de David Villa Issa: un hombre experimentado en el uso de los recursos.
Cuentan que Villa Issa dejaba a su criterio temas de altísimo interés para el gobernador Marín.
Y nunca había queja.
Este “gabinetazo”, pues, está al servicio de Grace, en mayor medida, y de Nancy y de Víctor, en menor escala.
Para el manejo de medios de comunicación (convenios, órdenes, líneas editoriales), Marín fichó al habilísimo Ismael Ríos, secretario de Información y Propaganda del CDE del PRI.
Las instrucciones de Marín fueron estrictas: “Ahí te encargo, en este orden, a Grace, a Víctor y a Nancy”.
Y vaya que el ex catedrático de la Ibero Puebla ha cumplido.
Hilda Marín Torres y su esposo Humberto Hidalgo, hábiles operadores en el tema del voto y la movilización, integran la poderosa estructura.
La hermana del ex gobernador maneja el tema de la promoción con singular alegría.
Cada vez que puede, y puede mucho, le dice a su interlocutor: “Soy la hermana consentida del gobernador Marín”.
Los recursos no escasean en la campaña de Grace.
Lo que sobran son camionetas, radios, dineros.
Todo un gabinete para una chica que apenas rebasa los veinte años.
El propio Mario Marín de pronto se aparece por la Casa de Campaña e ingresa a un privado desde el que cuida que la campaña cumpla con los objetivos trazados.
Llama al Gabinete, da órdenes, cruza estrategias, baja recursos.
Y todo como en sus mejores días.
Una fuente cercana que pidió la gracia del anonimato admite que el ex gobernador está rejuvenecido: “Hasta parece que él es el candidato”.
A Giorgana y a De la Sierra también les administra los recursos que generosamente les da, pero no lo hace con tanto entusiasmo como en el Distrito XI.
Sabe, faltaba menos, que si ganan sus candidatos las medallas serán suyas.
Suyas también las cururles.
Suyo el triunfo político-electoral.
Suya la gloria de haberle ganado, aunque sea camuflado, al gobernador Rafael Moreno Valle.
Nunca se ha ido.
Por eso no está de regreso.
Es Marín con cara de muy joven y muy guapa priista.