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Dedicado a Mictlantecuhtli o señor del inframundo, arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) investigan un adoratorio localizado a 20 metros al sur del Templo Mayor de la Zona Arqueológica de Tehuacán, Puebla, cuya construcción se estima a mediados del siglo XIV de nuestra era.
Templo Mayor
El investigador del INAH también informó que en 2011 fue encontrada una escultura monumental de la diosa Citlalicue (deidad creadora, “la de la falda de estrellas”), de 1.4 metros de altura y tres toneladas aproximadamente, al pie del Templo Mayor, en el conjunto central del sitio prehispánico.
La escultura de piedra de la diosa, relacionada con la generación de la vida, estaba recargada al pie del Templo Mayor. Fue sepultada a manera de ofrenda, porque la edificación había sido recubierta con relleno, para después construirle un tercer cuerpo. Estos trabajos se interrumpieron por la invasión mexica, a mediados del siglo XIV, destacó López Valenzuela, quien lleva cinco temporadas trabajando en dicho sitio de Tehuacán.
Bautizado como Templo de las Calaveras, porque en sus muros laterales (oeste y norte) tiene nichos en los que se encontraron dos cráneos humanos, fijados con estuco, así como cuatro fémures cada uno. Los especialistas del INAH consideran que pudo estar dedicado al dios de los muertos, Mictlantecuhtli.
El arqueólogo Ramón López Valenzuela, responsable de la excavación en Tehuacán, aseguró que el hallazgo contribuirá a dar mayor difusión a la cultura popoloca, la cual fue referida por primera vez en 1905 por el arqueólogo Nicolás León, ahora “ya se tienen suficientes datos, se ha estudiado bastante”.
Aunque sólo se ha explorado el 10 por cierto de la Zona Arqueológica de Tehuacán, con una superficie de 116 hectáreas, dijo que sería muy positivo presentar lo que se sabe de esta cultura, pues ya se ha explorado el conjunto ceremonial, donde se encuentra el Templo Mayor y ahora el Templo de las Calaveras, y también el área de elite (palacios) donde habitaban los dignatarios popolocas.
La importancia de este hallazgo radica en que este adoratorio es único en su tipo, “no se ha encontrado otro igual dedicado a la deidad de la muerte”. “Decidimos llamarlo Templo de las Calaveras, porque en dos de sus muros (norte y oeste) tiene sendos nichos con cráneos humanos, cada uno con cuatro fémures”.
Señor del inframundo
López Valenzuela recordó que este descubrimiento se registró en la temporada de campo 2012, cuando los arqueólogos encontraron evidencia de un muro que se hundía un metro por debajo del nivel de la plaza del conjunto ceremonial. “Decidimos excavar por el frente, porque lo que encontramos primero era el muro trasero y hallamos un pequeño adoratorio, en realidad dos basamentos adosados, uno con seis escalones (este) y otro más pequeño (oeste) con tres escalones, éste último es el que contiene los cráneos”.