Las víctimas del “camionazo” señalan indudablemente al chofer de la unidad 21 de la ruta Bicentenario A como el responsable del accidente, pues según su testimonio, Martín Téllez hablaba por teléfono cuando tomó la curva para incorporarse al periférico ecológico. Aún con las secuelas del accidente, los pasajeros denunciaron que la unidad llevaba sobrecupo, además de que el chofer venía charlando con un amigo, quien venía en el estribo.
Los usuarios contaron a CAMBIO que los representantes legales de la ruta que ostenta Sergio Galindo como propietario, se acercaron a pedirles la firma del perdón legal para que las autoridades no puedan levantar cargos y proceder a la cancelación de la concesión.
Noé Parra, Omar Rodríguez y Adolfo Ávila fueron tres de las siete personas que permanecen hospitalizadas y que compartieron su testimonio, tras el accidente que los dejó en una cama del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Los tres coincidieron en que Martín Téllez, conductor de la unidad 21, rebasó los 100 kilómetros por hora cuando volcó a la altura de Cuautlancingo, mientras circulaba sobre el periférico, donde desde la aplicación de la fotomulta lo permitido es 90 kilómetros como límite máximo.
Los lesionados señalaron que esta ruta es indispensable para transportarse y realizar sus actividades cotidianas, y expresaron que el accidente del miércoles no es casualidad, pues los conductores siempre van a exceso de velocidad y con sobrecupo, por lo que dijeron que era cuestión de tiempo para que ocurriera algo así.
La caballerosidad le salió cara
Adolfo Ávila fue el más afectado de las 42 víctimas que ingresaron al Hospital de Traumatología y Ortopedia, pues tuvo que ser operado luego de que uno de los fierros del autobús se le incrustó en el abdomen, y aunque su estado es delicado ya está fuera de peligro.
El joven de 26 años de edad narró para CAMBIO que antes de ocurrir el accidente le cedió el asiento a una señora, y dos minutos antes de bajar fue cuando el vehículo volcó, provocándole heridas en el abdomen que le requirieron una intervención quirúrgica.
“Ahí fue donde perdió el control, parece que estaba hablando por teléfono y subió a un amigo, yo ya iba a bajar en plaza San Diego y decidí darle el lugar a una señora, porque como iba muy lleno era complicado bajar. Por aquí se sienta la señora y a los dos minutos empieza a colear, entonces grita la gente y se estrella con el muro de contención”, dijo.
Aseguró que no perdió la conciencia y después de salir por su propia cuenta se percató de la herida que tenía en el abdomen, por lo que decidió recostarse hasta la llegada de los paramédicos, la cual dijo arribó en pocos minutos.
Por unos pesos extra termina en el hospital
Un trabajador de la Volkswagen, Omar Rodríguez, de 27 años de edad, decidió quedarse horas extras en su trabajo para llevar un ingreso más para su familia, sin imaginar que al tomar la unidad 21 de la única ruta que lo deja en su destino, lo llevaría a una cama de hospital.
Omar se encuentra bajo observación médica, ya que su diagnóstico indica que sufre de trauma craneoencefálico, luego de que sintió que parte del camión se apoyó sobre su cabeza.
“Yo venía en la parte de en medio del autobús, del lado derecho, yo estaba atorado, mi cabeza estaba atorada debajo del camión”, comentó el trabajador, quien además dijo que los conductores de esa ruta siempre van a exceso de velocidad para ganarse el pasaje.
Vinieron a pedirme perdón… legal
Noé Parra fue uno de los menos afectados tras el accidente, pese a que comentó que salió proyectado por el parabrisas cuando ocurrió la volcadura, sin embargo, las heridas en los brazos y el susto que se llevó lo dejó —al igual que los demás pasajeros— resentido con los responsables, quien dijo ya fueron a solicitarle que firmara un perdón para no levantar cargos a través de sus representantes legales.
Narró que tras salir proyectado por el parabrisas, cuatro personas cayeron sobre él, pero nunca perdió la conciencia, pues fue él quien señaló al conductor del camión cuando lo solicitaron las autoridades, quienes lo detuvieron aunque intentó darse a la fuga.
Señaló que una vez internado, representantes legales de los concesionarios fueron a pedirle el perdón legal, “me vinieron a decir que quiere que le firme la disculpa, ¿y la friega que me acomodaron fue gratis? Yo no voy a firmar nada porque eso no se va a quedar así”, sentenció, luego de expresar que conserva su boleto de viajero para hacer válido el seguro.