Miembro conspicuo del Opus Dei, Carlos Ruiz Sacristán trae a últimas fechas una mancha de lodo en su impoluto traje blanco.
Y es que el secretario de Comunicaciones y Transportes en el sexenio de Ernesto Zedillo está implicado en señalamientos de fraude fiscal y lavado de dinero.
La nota de David Patiño, publicada en la sección de Negocios de Sexenio, es elocuente: “Sempra Energy Inc (…) podría ahora estar implicada en tráfico de influencias y competencia desleal, ello a partir de su participación en los procesos de licitación pública internacional para servicios de transporte y venta de gas a Petróleos Mexicanos (Pemex) y de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
“Las sospechas sobre la participación de Sempra, dirigida por Carlos Ruiz Sacristán, en los concursos para el tramo de Sásabe al puerto de Guaymas, Sonora, y para el tramo que va de Guaymas a Topolobampo, Sinaloa, han cobrado fuerza debido a que la empresa privada es la primera en la lista.
“Conocida es la relación entre Sempra Energy y Pemex Gas Petroquímica Básica, ya que desde esa licitación, se criticaba que Ruiz Sacristán hubiese sido secretario de Comunicaciones y Transportes en la administración de Ernesto Zedillo, así como la ocupación de otros cargos en el Banco de México (Banxico), la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SCHP) e incluso Pemex.
“Cuando era funcionario, Ruiz Sacristán desempeñaba al mismo tiempo labores de gestión y planeación en el sector privado, siendo socio de Proyectos Estratégicos Integrales, S.C., empresa dedicada a la banca de inversión y al desarrollo de proyectos de infraestructura.”
Hasta aquí la cita.
Ruiz Sacristán fue uno de los funcionarios con mayor riqueza económica durante la administración de Zedillo.
Y no sólo eso: era un destacado miembro de la derecha mexicana.
No militó en el PAN, pero sus ideas siempre estuvieron del lado conservador.
Iturbidista, caballero del Opus Dei, caballero de Colón, aristócrata de pipa y guante, Ruiz Sacristán está hoy en las zonas incómodas de la prensa mexicana: ahí donde los nobles mexicanos se dan un quién vive con el mismísimo Chapo Guzmán.
Quién lo dijera.
