Definitivamente el delegado del IMSS Francisco Fraile García debería investigar a fondo las presuntas conductas irregulares de su principal círculo de colaboradores y “limpiar” el nombre y reputación de Tomás Fraile a quien involucran en prácticas de tráfico de influencias.
Las versiones en torno a las anomalías crecen como una bola de nieve y alguien puede resultar dañado en su honorabilidad y patrimonio por una eventual intervención de la Secretaría de la Función Pública.
De la generalidad de las denuncias a la particularidad de los casos, con cifras y la razón social de las empresas, pronto debería traducirse en una auditoría o respuesta oficial de la delegación del Seguro Social.
Por ejemplo, una empresa proveedora del IMSS con la razón social “Laboratorios Clínicos Bioescan” presuntamente pagó 4 millones de pesos para obtener el contrato de la subrogación de servicio de tomografías.
Es socio de esta empresa el médico jubilado del IMSS Noé Rojas y el contrato como proveedor del Instituto concluyó en septiembre, a unos meses del cierre del gobierno de Felipe Calderón.
Un familiar directo de un alto directivo de la delegación del Seguro Social es quien de manera personal acudió con un acompañante a recoger el dinero a “Bioescan”.
En la ruta de la contratación, licitación y pagos existe un “círculo” donde aparecen la jefa de administración Marisol Vázquez Hernández, como encargada de Abasto; Carolina Nava (sancionada por la SFP) donde también interviene el Jurídico con otra Vázquez Hernández, Nieves, quien revisa los contratos de compras.
Este círculo de poder en el IMSS, aseguran los denunciantes, lo integró Emilio Revuelta Contreras, encargado de recuperar adeudos de las empresas al Seguro Social, con el respectivo cobro del diezmo.
Fraile García debería salirse el paso a estas denuncias que han pasado de la generalidad a casos concretos donde no deja bien parados a funcionarios ligados a su primer círculo, y en el peor de los casos a sus consanguíneos.
