En una tierra sin ley se ha convertido Palmarito Tochapan, junta auxiliar del municipio de Quecholac, en donde desde hace más de una década las rencillas entre las familias Fuentes y Aquino han afectado a los 25 mil habitantes, quienes viven con la fama de ser contrabandistas de armas, asaltantes en carreteras, ordeñadores de ductos, homicidas, distribuidores y consumidores de droga, además de traficantes de personas.
En la junta auxiliar, la mayoría de los jóvenes se encuentran influenciados por las modas de los barrios bajos de la Unión Americana, porque sus padres emigraron al país del norte, han encontrado refugio en el consumo de las drogas o en la incorporación de bandas criminales que encontró en la región un lugar perfecto para operar y ocultarse.
En entrevista para Milenio Diario, pobladores e incluso autoridades denunciaron de manera anónima por temor a represalias, que cada día más jóvenes de sectores empobrecidos se integran a bandas del crimen organizado.
Las rencillas entre las familias Aquino y Fuentes son el pretexto perfecto para que los criminales se hayan apoderado de la población, mientras que las autoridades enfocan la mirada en estas familias, quienes también han sido presa del desprestigio o porque cualquier acto delictivo se les atribuye, las bandas delictivas actúan.
La población y las autoridades saben a la perfección que detrás de las dos familias se encuentra otra clase de personas, gente peligrosa, dicen, que ha sabido instalarse y allegarse de la amistad de algunos pobladores, según comentó una mujer que por años conoce a los integrantes de cada una de las dos familias.
Don Jorge Aquino, un hombre de edad avanzada, quien incluso en el 2003 contendió para encabezar la presidencia municipal de Palmarito Tochapa, es querido por una gran parte de la población; no ganó, pero se convirtió en comandante de la Policía Municipal de Quecholac, cuyo puesto le hizo conocer a hombres inmersos en la delincuencia.
Una pelea entre las familias generó hasta nuestros días una rivalidad y enemistad a muerte que ha dejado de ambos lados la perdida de varios de sus seres queridos, y las lesiones de otros más que tras recuperarse han buscado la venganza, y ha sido un cuenta de nunca acabar, dijo la, quien desconfiada veía a todos lados para evitar ser vista por alguna persona vinculada con las familias.
Tal es el miedo de los habitantes que las autoridades auxiliares prefieren no realizar ninguna celebración por el 15 de septiembre, ese día no hubo grito, mucho menos desfile como se acostumbraba.
Los enfrentamientos entre las dos familias que incluso generó que el pasado 29 de mayo de 2010 el arribo del Ejército Mexicano, personal de la Secretaría de Seguridad Pública y elementos de la Policía Ministerial generó la detención de varias personas, no sólo de familias en conflicto sino de otras más, a quienes les encontraron en su poder armamento.
Aunado a ello, se cumplió con varias órdenes de aprehensión de gente que era buscada por ilícitos como homicidios, lesiones y portación de armas prohibidas de uso exclusivo del Ejército Mexicano. En esa ocasión los habitantes quemaron vehículos y se enfrentaron con la policía lo que generó la intervención del Armada para retirar el bloqueo de la carretera que durante más de ocho horas mantuvieron en la autopista Puebla-Orizaba.
Esa fecha no se le olvida a ningún habitante de la población, porque entre los detenidos hubo 16 personas, muchos de ellos menores de edad, quienes se encargaron de lanzar bombas molotov. La violencia se contuvo sólo un año, porque, a principios de septiembre de 2012 un grupo de jóvenes que viajaban en un automóvil se enfrentaron contra policías ministeriales, a quienes hirieron con armas de alto poder.
La ola de violencia que se ha desatado en esa zona, y que ha obligado a las autoridades municipales y auxiliares hacerse de la “vista gorda” ante el temor de que sean presas de alguna venganza, porque finalmente son los que conviven día y noche, y el no actuar ha provocado que esos grupos invasores, aseguran los vecinos, integrantes del crimen organizado de los zetas cometan sus fechorías.
El centro de Palmarito, donde se ubica la residencia de la familia Fuentes, y calles adelante de los Aquino, se puede apreciar que un número importante de establecimientos han cerrado ante la emigración y la falta de oportunidades para emplearse.
El nivel de educación en el 90 por ciento de la población es de cuarto grado de primaria, los jóvenes prefieren convivir con malas amistades, quienes los inducen a consumir drogas sin importar el género.
Los habitantes de Palmarito Tochapan, cuya junta auxiliar se localiza a cinco minutos del municipio de Quecholac, confían en que culminen las rencillas entre las dos familias, quienes, una a otro se acusan de ser las causantes de la desgracia por la que están pasando con la pérdida de sus seres queridos, otras más en la cárcel y algunos otros prófugos de la justicia.
Un tercero en discordia les ha solicitado a las familias terminar con esta venganza, les han pedido que se vayan del pueblo, porque finalmente será un problema de nunca acabar. Los primeros en poner tierra de por medio fue la familia Aquino, quien colocó un anuncio de venta de su casa, sin embargo, nadie se ha acercado a preguntar cuánto quiera por ella.
Los Fuentes dieron señal de que para terminar con esta situación se irían de la población, pero han pasado los días y no hay evidencia o por lo menos voluntad de querer dejar la tierra.
“De los Aquino no se sabe de qué viven, por ello, el que la población tenga más desconfianza, mucha gente le tiene un gran aprecio y respeto a don Jorge, pero las sospechas no sólo son contra los Aquino, hay evidencias de que los Fuentes tienen nexos con gente de muy mala reputación”, dicen los pobladores.
Ejército, forma parte de la seguridad en la comunidad
En 2009 nació en la zona un grupo armado que durante las noches protagonizaban desmanes, en una ocasión a principios de junio del mismo año los policías recibieron llamadas de auxilio porque escucharon disparos. Los elementos de la municipal en esa ocasión detuvieron a los desconocidos, quienes desarmaron y golpearon a los policías, pero además los amenazaron de muerte si volvían a meterse con ellos.
Entre los revoltosos se encontraban integrantes de la familia Fuentes Ramírez, Roberto, representante de la familia, conocido como “La Vicha” por ojiverde, se dedica al acopio y venta de armas, además del tráfico de personas, así como venta de droga, recuerda un hombre, también vecino de estos personajes que por años los conoce, y no por ser tranquilos, sino por ser una familia bélica.
Entre otros integrantes de los Fuentes Ramírez se encuentra Francisco, Isaura y su hijo Edgar, otro más apodado “El Calderón”, además de Melitón Fuentes Orea y Eduardo Olayo Fuentes. Pero no sólo en la familia Aquino ha habido gente que ha pretendido a un cuerpo de seguridad, sino también en la Fuentes, ya que uno de sus integrantes fue policía municipal, Sebastián Fuentes López, quien fue dado de baja de la Policía Rural al quedar al descubierto su relación con grupos delincuenciales, meses después perdió la vida en un enfrentamiento con vecinos de la zona.
Estas dos familias conocidas en la región por estar vinculadas con los asaltos en carretera, y actualmente con grupos del crimen organizado, cada día suman a más aliados, ahora hasta la familia Flores y los Monterosas, quienes se han visto involucradas en añejas rencillas.
A todo esto que dicen las autoridades, pues nada, sólo reconocen que es necesaria la presencia del Ejército Mexicano, aunque cuentan con personal de la Secretaría de Seguridad Pública, y de la municipal, sostienen que no son suficientes para mantener al municipio de Quecholac y sus juntas auxiliares, municipio seguro, libre de violencia, ya que está latente en que cualquier momento los jóvenes, porque, sostienen que es la población juvenil (entre 15 y 29 años de edad) los que están latentes que en cualquier momento se pueda desencadenar la violencia.
Agustín Osorio Mirón, presidente municipal de Quecholac, junto con su cuerpo de seguridad pública han conformado un grupo táctico para combatir el secuestro y narcomenudeo, es más, están por poner en marcha un comité oficial para la prevención del delito. Alistan las pláticas con menores y adolescentes de las más de 50 escuelas a nivel básico y medio superior para orientarlos de los diversos peligros a los que están expuestos.
A gran parte de la población de Palmarito Tochapan, región donde habita gente trabajadora del campo, les molesta que los vinculen con gente dedicada al mal, como son los saqueadores de los ductos de Pemex, o que sus jóvenes estén inmersos en el consumo de la drogas, o en hechos violentos como los asaltos, y el tráfico de armas, pero están conscientes de que la realidad en su comunidad es difícil, porque saben que esa gente que los ha invadido no abandonaran la región donde han encontrado un lugar idóneo para seguir delinquiendo.
