A cuatro meses de su inauguración, el EcoParque Metropolitano luce deteriorado en algunas partes por las corrientes de agua y su construcción total aún no ha sido concluida.
Las inundaciones son visibles dentro de un corredor de piedra donde se encuentran las estructuras oxidadas de lo que simula un domo, que no ha sido terminado y un mirador a raíz de piso también las sufre porque no hay una salida para el agua.
Sólo unas bandas amarrillas de precaución restringen el acceso al camino por donde pasaron los invitados a la inauguración del parque, el pasado 4 de mayo, donde se ve que el agua de la lluvia ha encontrado su cauce natural, socavando la tierra en donde se instalaron pequeñas fuentes interconectadas.
Juan Carlos Cardozo, director del EcoParque a cargo de la Secretaría de Sustentabilidad Ambiental y Ordenamiento Territorial (SSAOT), aceptó que la construcción del domo, a cargo de la Secretaría de Infraestructura (SI) y una empresa de la cual no mencionó el nombre, no ha sido terminado, pero aseguró que en dos meses estaría listo.
Asimismo, explicó que el deterioro de algunas zonas que han sido clausuradas sólo con la puesta de bandas amarillas se debió a los escurrimientos de las mismas lluvias y sugirió que también de los que provienen del Tecnológico de Monterrey, campus Puebla, pero sostuvo en los próximos 15 días ese lugar estará restaurado.
El EcoParque Metropolitano fue construido en un predio de 21 hectáreas, donde se encontraba Valle Fantástico, que tenía en comodato el empresario Ricardo Henaine Mezher. Su costo fue de 204 millones de pesos, inversión que no terminaría por aplicarse y la que se utilizó se la ha llevado el agua.
Por otro lado, el director del EcoParque comentó que la licitación para permitir puestos de alimentos dentro del parque y que fue lanzada a pocas semanas de su inauguración por la Secretaría de Administración aún sigue abierta, y afirmó que hay alrededor de cuatro personas que venden al interior de las instalaciones, aunque los fines de semana en la cafetería sólo hay papas, agua y refrescos.
Entre semana, como ayer, no hay nada que mitigue el hambre o la sed de los ciudadanos, a menos que estén dispuestos a caminar hasta el Complejo Cultural Universitario de la BUAP, que tiene acceso público y cafeterías.
El día de ayer, este medio pudo constatar que el acceso al parque se encuentra parcialmente restringido, pues los encargados de la vigilancia preguntan a las personas que pretenden entrar a dónde se dirigen y para qué.
