Uno de los mayores problemas que enfrenta la administración del gobernador Rafael Moreno Valle Rosas es la ausencia de cuadros, lo que explica por qué en casi todas las secretarías y organismos descentralizados quienes ocupan los cargos de primer y segundo niveles son fuereños.
Esta crisis de cuadros podría acentuarse en los próximos meses cuando algunos miembros del gabinete dejen sus carteras para enrolarse en la administración pública federal o irse de candidatos a la presidencia municipal de Puebla o una diputación local.
Una situación que ilustra con creces esta ausencia de figuras de peso en el gabinete morenovallista es que, a estas alturas, no se ve quién pueda convertirse en el brazo derecho del gobernador cuando su cuñado Fernando Manzanilla Prieto deje la Secretaría General de Gobierno para ir a contender por la alcaldía poblana.
De los tres subsecretarios de la SGG —Enrique Quiroz Acosta (fuereño), Mario Alberto Rincón González y Miguel Ángel de la Rosa Esparza—, a ninguno se le ven espolones para reemplazar a Fernando Manzanilla.
Un personaje que bien podría llenar sus zapatos, por su experiencia política, administrativa y legislativa, liderazgo, manejo de personal y capacidad de interlocución con el gobernador y otros actores políticos locales y nacionales, es el secretario de Educación Pública, Luis Maldonado Venegas. Pero él está más interesado en incorporarse al gobierno federal con Enrique Peña Nieto que en permanecer en la administración estatal.
Y si éste se va, no hay quién dentro de la dependencia pueda sucederlo, amén de que tres de sus cuatro subsecretarios son fuereños: Francisco Figueroa Souquet, de Planeación, Evaluación e Innovación Educativa; Víctor Manuel Barceló Rodríguez, de Educación Básica; y Jorge Benito Cruz Bermúdez, de Educación Media Superior.
La única poblana, aunque la mayor parte de su trayectoria política la ha realizado en el estado de Veracruz (por donde fue diputada federal y candidata a la presidencia municipal de Boca del Río), es María del Carmen Salvatori Bronca, subsecretaría de Educación Superior.
En la Secretaría de Salud, que podría quedar acéfala si Jorge Fouad Aguilar Chedraui es nominado para un cargo de elección popular de cara a los comicios locales del año entrante, tampoco será fácil llenar los vacíos.
De hecho, la Subsecretaría Médica y la Coordinación de Atención a la Salud están vacantes desde el 30 de abril, cuando Ignacio Federico Villaseñor Ruiz renunció al gobierno del estado para reincorporarse a la administración pública federal.
Otra secretaría del gabinete en las que también hay o habría problemas para nombrar titulares es la de Seguridad Pública, en la que sus dos subsecretarios designados: Segismundo Doguin Garay, de Coordinación y Operación Policial, y Zeferino Juan Sánchez Zarza, de Inteligencia e Investigación, no sólo son fuereños sino gente que responde más a un compromiso con Ardelio Vargas Fosado que con el gobernador Moreno Valle.
En la Secretaría de Desarrollo Rural no hay secretario desde mediados de julio, cuando renunció o fue removido Pedro Adalberto González Hernández. Esta dependencia es operada por Rodrigo Riestra Piña —quien fuera secretario particular del secretario de Finanzas, Roberto Moya Clemente— pero en calidad de encargado de despacho.
En la Secretaría de la Contraloría, cuya titular podría ser postulada a una diputación de mayoría o representación proporcional, tampoco hay claridad sobre quién podría suceder a Irma Patricia Leal Islas, quien hace poco obtuvo la ciudadanía poblana por el Congreso del estado.
Y es que su único subsecretario de Auditoría y Delegaciones, Eugenio Mora Salgado, podría verse envuelto en un escándalo en el marco de la desaparición del Instituto para la Asistencia Pública del estado de Puebla (Iapep), del que fue proveedor y coordinador de Seguimiento Operacional y Administrativo en la gestión de Víctor Gabriel Chedraui.
Esta ausencia de cuadros locales del gobernador Moreno Valle sería menos notoria si sus relaciones con la dirigencia estatal del panismo y algunas de sus figuras en el Congreso o en la administración pública fueran mejores.
De los senadores y diputados federales salientes del PAN, no hay un solo poblano —con excepción de Ángel Alonso Díaz-Caneja, quien se irá a vivir a España junto con su familia— que pudiera perfilarse como futuro funcionario del gobierno del estado por invitación del gobernador Moreno Valle.
Los otros dos senadores salientes del PAN, Humberto Aguilar Coronado y Jorge Ocejo Moreno, así como la diputada federal Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández, son más bien críticos de la gestión morenovallista.
De los diputados de la LVIII Legislatura del Congreso del estado, son contados los que tendrían no sólo el perfil para llegar a una Secretaría, de las varias que podrían quedar vacantes en los próximos meses, sino la confianza del Ejecutivo para convocarlos a formar parte de su gabinete. Quizá las únicas salvedades serían el presidente de la Comisión Inspectora del Orfise, Mario Riestra Piña y el presidente de la Comisión de Migración y Asuntos Internacionales, Rafael von Raesfeld Porras.
