De no haber sido tenista, la rusa Maria Sharapova quizá podría haber sido futbolista, o al menos eso deja pensar su dominio del balón, con mucha facilidad, sin importar que el golpeo sea con la pierna derecha o con la izquierda.
La número dos del mundo en la clasificación de la WTA hizo gala de su habilidad para dominar el esférico poco antes de un partido en la Copa Federación, donde su país disputaba una serie de cuartos de final ante Polonia.
Si con el balón de fútbol lo hizo bien, con la raqueta Sharapova lo hizo mejor y con dos victorias, sobre las hermanas Agnieszka y Urszula Radwanska, contribuyó para que el equipo ruso avanzara a semifinales.