La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, aseguró que la salida de Iberdrola de México no responde a conflictos con el gobierno, sino a una decisión empresarial orientada a redirigir inversiones hacia Europa. Durante su conferencia matutina del 1 de agosto, la mandataria explicó que la compañía española ganó un concurso internacional y decidió concentrar su capital en nuevos proyectos europeos.
Sheinbaum destacó que Cox Energy, empresa con presencia en México y capital mayoritariamente español, adquirió los activos de Iberdrola por 4 mil 200 millones de dólares. Además, anunció que Cox invertirá 10 mil 690 millones de dólares adicionales en el país, fortaleciendo su compromiso con el sector energético nacional.
“Se trata de una operación totalmente legal, entre dos empresas, con los debidos procesos jurídicos y fiscales. No hubo presión alguna por parte del gobierno mexicano”, puntualizó la presidenta.
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Cox, según Sheinbaum, está alineada con la nueva normatividad del sector eléctrico nacional, que establece que la CFE generará el 54% de la energía y el 46% estará en manos privadas. La empresa está trabajando con la Secretaría de Energía para transitar del antiguo modelo de sociedades de autoabasto, considerado ilegal desde antes de la reforma energética de 2013, hacia esquemas de operación acordes con la legislación actual.
La mandataria resaltó que este proceso genera certidumbre jurídica para nuevas inversiones, e insistió en que la salida de Iberdrola no debe interpretarse como una falta de confianza en México, sino como un reacomodo natural de estrategias de inversión a nivel global.
Finalmente, subrayó que en el pasado, Iberdrola operó bajo un esquema que le permitía vender electricidad a privados usando la infraestructura de la CFE sin pagar porteo, por lo que el gobierno impulsó un cambio normativo para garantizar una competencia justa en el mercado eléctrico.
Esta transición, añadió Sheinbaum, consolida un modelo más equitativo y soberano para la generación de energía en México.