La inversión en cuidados para la primera infancia (niñas y niños de 0 a 5 años) es fundamental para romper ciclos de pobreza, promover la equidad social y fortalecer el desarrollo económico. Sin embargo, en México, esta inversión enfrenta retos significativos en términos de acceso, cobertura y suficiencia presupuestaria.
El Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) analizó el gasto público destinado a servicios de cuidado para este sector de la población, así como su evolución y distribución.
En el documento “Inversión en cuidados para la primera infancia. Panorama y retos”, el CIEP destaca que para 2025 se asignaron 24 mil 175 mdp a cuatro programas de cuidado infantil, lo que representa el 0.07% del PIB, cifra inferior al 1.16% recomendado internacionalmente. De estos recursos, más del 83% se concentra en instituciones de seguridad social lo cual limita el acceso a niñas y niños cuyos padres no cuentan con una afiliación laboral formal.
De acuerdo con información del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2025, los cuatro principales programas son: Servicios de guardería del IMSS con 16 mil 525.9 mdp asignados; Servicios de Estancias de Bienestar y Desarrollo Infantil del ISSSTE con 3 mil 597.8 mdp; el Programa de Apoyo para el Bienestar de las Niñas y Niños, Hijos de Madres Trabajadoras de la Secretaría del Bienestar con 3 mil 185 mdp; y Expansión de la Educación Inicial de la SEP con 866.5 mdp.
Al analizar la evolución del presupuesto, se observa que de 2013 a 2016 hubo un incremento del 18%, pero entre 2017 a 2021 cayó un 20.6%, asociado a la austeridad fiscal y a cambios en programas de atención infantil, por la transición de gobierno de 2018. A partir de 2022 hubo una recuperación progresiva, aunque insuficiente para alcanzar el nivel máximo de 2016, que fueron 26 mil mdp.
El CIEP también subraya que la inversión en la primera infancia es relevante pues reduce costos futuros en salud, educación y servicios sociales. A pesar de contar con marcos normativos como la Estrategia Nacional de Atención a la Primera Infancia (ENAPI) y la Política Nacional de Educación Inicial (PNEI), la falta de financiamiento específico limita su implementación.
Para garantizar una cobertura equitativa y de calidad, sin dejar fuera a niñas y niños en situación de mayor vulnerabilidad, es necesario priorizar la creación de un Sistema Nacional de Cuidados con enfoque universal y sostenible. Este sistema resultaría crucial para reducir desigualdades y garantizar que las niñas y los niños en mayor situación de vulnerabilidad accedan a servicios esenciales desde sus primeros años.