La violencia desatada por grupos del crimen organizado en la frontera sur de México ha provocado que cientos de habitantes de esa región huyan hacia Guatemala, en busca de un refugio.
Hasta el momento, alrededor de 800 habitantes de localidades de los municipios chiapanecos de Amatenango de la Frontera y Mazapa de Madero han cruzado la frontera con Guatemala.
De acuerdo con vecinos de esa zona, en declaraciones que recoge el diario de circulación nacional Milenio, el pasado fin de semana hubo varias balaceras cerca de las comunidades de Escobillal, Nuevo Amatenango y Sonora, en Amatenango, así como en 20 de Noviembre, Chicomuselo, Piedra Labrada y Siltepec, en Mazapa.
Caminando y en vehículos particulares, los desplazados llegaron a Aldea Laguna de la Frontera, donde se les brindó refugio en algunos inmuebles y escuelas, en el municipio guatemalteco de Cuilco, perteneciente al Departamento de Huehuetenango.
“El movimiento empezó desde el lunes hasta el día de hoy. Empezaron pequeños grupos de personas y luego empezamos a ver familias completas emigrando ya para Guatemala. Es una situación bien complicada. Algunas vienen de Amatenango, de San José y algunas otras poblaciones aledañas a la frontera con Guatemala”, declaró Juan Francisco Méndez, concejal de Cuilco.
Juan Francisco Méndez, concejal de Cuilco en Guatemala, dice que más de 800 personas han llegado huyendo de la violencia en Chiapas. Hay comida en los albergues ahora, pero necesitan más ayuda. La situación es difícil. pic.twitter.com/q0u9Vp77ul
— Gonzalo Hermosillo (@Hermosillog) July 25, 2024
Por su parte, el presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, se refirió a la llegada de habitantes de Chiapas al país y confirmó, en rueda de prensa, que han sido desplazados por la violencia generada por grupos del crimen organizado dedicados al tráfico de drogas.
“Nosotros, desde el primer momento, estamos colaborando con las autoridades del Departamento de Huehuetenango y con la municipalidad de Cuilco, a través del Ministerio de la Defensa, para poder coordinar la atención que se le está dando a las personas que están escapando a esta confrontación entre grupos que tienen lugar en el lado de México”, detalló el mandatario guatemalteco.
López Obrador niega presencia del crimen organizado
En febrero pasado, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, negó que hubiera presencia de células del crimen organizado operando en Chiapas, o una situación de violencia que afectara a los habitantes de ese estado.
“Los grupos que hay en Chiapas de las llamadas organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil que se quedaron con la idea de la confrontación que hubo en Chiapas cuando el movimiento zapatista”, dijo, en la conferencia matutina de la Presidencia.
No conforme con desestimar los reportes de los propios habitantes de Chiapas y diversas organizaciones civiles, López minimizó los hechos reportados y aseguró que en Guanajuato (estado gobernado por la oposición) la situación de violencia es peor.
Incluso, previo a las elecciones del pasado 2 de junio, el 22 de mayo, también en la conferencia de la Presidencia, el mandatario federal negó que hubiera aesinatos en Chiapas y aseguró que era una “mentira” de la oposición. En su informe diario de seguridad, el Gobierno federal registró tres asesinatos en ese estado el 21 de mayo.
La cruda realidad
Diversas asociaciones civiles y organizaciones defensoras de derechos humanos han documentado la disputa por la región de la sierra fronteriza de Chiapas entre los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, y el desplazamiento forzado de 3 mil personas, tan solo en este año, por esa situación.
Por este enfrentamiento, que se ha recrudecido en los último meses sin intervención de las autoridades federales, decenas de comunidades han sido afectadas; en algunas, los habitantes han sido despojados de sus viviendas.
Además de la violencia, también hay registro de reclutamiento forzado en las comunidades. De acuerdo con los reportes, el lunes pasado 37 hombres de las comunidades Estrella Roja y Europa fueron obligados a integrarse a las células delictivas para reforzar los bloqueos en la zona, uno de los cuales, incluso, le tocó a la actual presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo, durante su campaña.