El pleito desatado entre el gobernador de Morelos, Graco Ramírez Garrido Abreu, y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en esa entidad es otra muestra de la necesidad urgente que esas organizaciones transparenten sus recursos y que no haya más dudas del manejo de las cuotas que reciben, ya sean del gobierno o de sus agremiados.
El viernes pasado, el mandatario morelense, quien apenas el 1 de octubre pasado asumió la administración de esa entidad, advirtió que si bien no declara la guerra al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, el suyo no será un gobierno de complacencias y, además, acusó a su dirigencia sindical de supuestos manejos discrecionales de recursos.
Más todavía, Ramírez Garrido Abreu denunció el cobro de comisiones por depósitos en nómina con un banco, el uso de un despacho que se queda con 30% del monto total por recuperar el ISR de los trabajadores, y los sistemas de pagos que se han vuelto negocios para algunos.
