De acuerdo con organismos del propio gobierno y también privados, las deudas públicas de las cuales da cuenta la Secretaría de Hacienda no son del todo ciertas, pues existen diversos préstamos por parte de la iniciativa privada –principalmente bancos– que no se contemplan en la suma total.
Esta falta de transparencia surge en un primer inicio de los gobiernos estatales y de sus congresos, pues no sólo los gobernadores deciden unilateralmente sino también legisladores locales, quienes se sirven con la cuchara grande para financiar sus actividades.
A esto se suman las dependencias federales que no informan de manera puntual el gasto que cada estado hace, al menos no en lo inmediato. Hasta junio de este 2012, la deuda oficial de las 32 entidades federativas sumaba una cifra total de más de 400 mil millones de pesos, eso sin contar “las partidas secretas”.
El Distrito Federal, Estado de México, Nuevo León, Coahuila, Veracruz, Jalisco, Chihuahua, Michoacán y Sonora, reportan el mayor nivel del endeudamiento en los últimos 15 años. No obstante, Veracruz, Michoacán, Quintana Roo y Coahuila lo hicieron a escalas superiores a 400% tan solo en los últimos 11 años.
Algunos gobernadores aseguran que el tema de la deuda no es cosa que preocupe, pues se puede pagar. Sin embargo, en algunos casos, el mal manejo financiero e incluso la falta de disposición para controlar sus gastos ha generado que pidan más dinero, como es el caso de Coahuila y Puebla, que hace unos días pidieron cerca de mil millones de pesos cada uno. Mientras tanto, cada niño que nace en esta tierra, por el simple hecho de ser mexicano ya debe dinero que en un futuro deberá pagar… y todo porque a nivel local, principalmente, los funcionarios públicos siguen manejando a placer y en total opacidad el capital que es de todos.


