La familia que mutiló al niño Fernando –entre ellas la madre y tía del menor– confesó que actuó para evitar un terremoto de grandes magnitudes; buscaban, dijeron, “salvar al mundo”.
Todo ocurrió en San Agustín, una colonia de Neza fundada hace 25 años por inmigrantes de Oaxaca, Puebla, Tlaxcala y Guerrero, quienes atestiguaron cómo desde hace cuatro días algo extraño pasaba en el Lote 5 de la calle Graciano Sánchez.
En la puerta de esta vivienda cuelgan una herradura y una estrella hechas de ramas y flores secas, producto de un matrimonio celebrado ahí dos años atrás. La madrugada del lunes pasado, al interior de esta casa, los vecinos empezaron a escuchar ritos en una lengua que ninguno entendía, con excepción de palabras como “Jesús” y “Satanás”, en voces de mujeres.
Las “alabanzas” se empezaron a escuchar a ratos más fuertes. Luego llegaba un silencio total.
Los vecinos creyeron que el rito formaba parte de cánticos por la devoción cristiana de la familia, luego escucharon cómo un hombre gritaba que le fueran entregados sus hijos. Así fue como los vecinos supusieron que se trataba de un conflicto familiar y nadie intervino. Luego vino la confusión y el terror.
‘Cierra los ojos’
La familia oraba en la espera de lo que llamaban “el fin de los tiempos”.
“¡Cierra los ojos, cierra los ojos!”, fue la orden de la madre del menor. “¡No, no los quiero cerrar!”, respondió el pequeño Fernando de cinco años.
Entonces su mamá ordenó que le sacaran los ojos al niño.
En la vecindad de la calle Graciano Sánchez, en la colonia San Agustín Atlapulco, estaban reunidos en ayuno desde el lunes pasado 10 personas, entre ellas cuatro menores de edad.
Todos esperaban el fin del mundo.
Un supuesto temblor que, dicen, se presentará el próximo lunes 28 de mayo a las 13 horas, y que acabaría con la vida en la Tierra, los juntó a todos para el ritual religioso-satánico, como lo califican autoridades ministeriales del Estado de México.
Con veladoras encendidas en el cuarto donde se encontraban, oraban para esperar “el día fatal”.
Ayer, Fernando se cansó de cerrar los ojos para seguir orando. Carmen, de 23 años y madre del menor, le pidió a su hermana Lizbeth que le arrancara los ojos.
Entre las dos hermanas lo hicieron. Con sus propias manos, según los primeras investigaciones de la Procuraduría General de Justicia local, le extirparon los globos oculares al pequeño.
Otro menor de 17 años que se encontraba en el ritual, salió corriendo de la vecindad.
“¡Están matando a mi sobrino!”, fue uno de los gritos que los vecinos escucharon. “¡Le están sacando los ojos!”, fue el segundo alarido que oyeron los habitantes.
Los dos hombres salieron de la casa dando un portazo, eran las parejas sentimentales de Ruth y Maciel, con alaridos imploraban a los vecinos una ambulancia, decían que estaban “matando” al niño hijo de Carmen dentro de la casa de don Ciro.
Elvia, una vecina, paró uno patrulla, y cuando los uniformados llegaron el hallazgo fue demoledor: mujeres con ropas ensangrentadas, el niño sangrando del rostro, una mujer con los ojos en blanco, gritos, asombro y luego confusión. Carmen estaba en crisis nerviosa abrazando a su hijo Fernando.
En la vivienda yacían bolsas de basura tiradas, muebles de madera viejos, no había imágenes religiosas de ningún tipo.
En el patio hallaron un triciclo que Martha, la abuela del menor mutilado, usaba para vender comida sobre Avenida Chimalahuacán. Don Ciro, el abuelo, llevaba años recorriendo las calles de Neza con una caja para bolear zapatos. Él y su esposa llegaron a San Agustín aproximadamente hace 20 años provenientes de Zirandaro, Guerrero.
Con el tiempo las hijas de ambos: Carmen, Ruth y Maciel, fueron conocidas como “Las Morenas”. Ellas llevaron a vivir a sus respectivas parejas a la casas de sus padres, al igual que lo hizo su hermano “Chucho” con su esposa Yesenia. Los vecinos aseguran que eran personas normales. Al menos decían “buenas tardes” a los demás.
Suman 8 detenidos
El fiscal de la PGJEM de Nezahualcóyotl, Jesús Isaac Acevedo Román, confirmó que 10 personas se encontraban en el interior, entre ellos cuatro menores de edad de 17, 8, 5 y 9 meses.
Las imputaciones directas e indirectas señalan a Carmen y a Lizbeth, madre y tía de Fernando, como responsables de extirparles los ojos, dijo el funcionario.
Según el fiscal, Carmen, no había preguntado por su hijo y se mostraba seria, callada. No mostraba arrepentimiento.
Informó que según las primeras declaraciones, los familiares formaban parte de una secta y al momento de la mutilación pedían que el niño fuera “asesinado para evitar el fin del mundo”.
El secretario de Seguridad Ciudadana del gobierno mexiquense, Salvador Neme, informó que el menor fue trasladado al hospital pediátrico de Tacubaya, donde se encuentra delicado de salud.
La dependencia presentó sólo cuatro de los ocho detenidos, debido a que se informó que varios estaban en estado psicótico, además de que eran sometidos a evaluación psicológica.
Los detenidos fueron identificados como María del Carmen Ríos García de 28 años, madre del menor, y su hermana Lisbeth de 22 años.
Intervendrán neurocirujanos al niño
De acuerdo con la Secretaría de Salud en el Distrito Federal, el niño Fernando se encuentra grave debido a que presenta una fuga de líquido en el cerebro.
El menor tiene lesiones en el tejido nervioso además de mordidas en el rostro, en el cuello y en el brazo izquierdo y oreja derecha.
La cirugía se realizaría hoy viernes en el Hospital Pediátrico Legaria ubicado en la delegación Miguel Hidalgo a donde fue trasladado la tarde de ayer, luego de permanecer unas horas en el Hospital Infantil Tacubaya.