Marvin Hajos, de 75 años, pereció poco después del ataque, ocurrido en la mañana del viernes en su granja cerca de Alachua, Florida, según el teniente Josh Crews de la Oficina del Sheriff del condado de Alachua.
El ave exótica es nativa de los trópicos de Queensland, en Australia, y Nueva Guinea.
La Comisión de Pesca y Vida Silvestre de Florida, que investiga el incidente, informó que se requiere un permiso para la venta, exhibición pública o posesión de estos animales. Se desconoce si Hajos poseía uno y también cómo trasladó el ave hasta Florida.
Tras el ataque mortal, la Comisión dijo que colocó el animal en un lugar seguro.
Una mujer que se identificó como la prometida de Hajos le dijo a Gainesville Sun “él estaba haciendo lo que amaba”.
Los casuarios son parientes de avestruces, emúes y rheas. Son las segundas más pesadas del mundo después de los avestruces, pueden medir entre 1,2 y 1,7 metros de altura y pesar hasta 167 libras, según datos del zoológico de San Diego.
Tienen un plumaje negro y grueso y una cabeza adornada con un casco, que es una cresta de queratina.
Pero lo que las hace peligrosas, sin embargo, son sus patas, con tres dedos con uñas puntiagudas. La más peligrosa es la del medio, que termina en una verdadera daga de varios centímetros de largo.
“Si un casuario te pateara con esa uña, te haría mucho daño”, dijo a The Washington Post Eric Slovak, curador asistente de aves en el Zoológico Nacional de Washington. “Terminarías en el hospital de seguro”.
El zoológico tiene algunos casuarios, que se mantienen en recintos con grandes precauciones. Como son aves solitarias, Slovak asegura que los empleados evitan a toda cosa estar dentro junto al ave.
“No porque sean malos, sino porque sabemos lo peligrosos que pueden ser si se asustan por cualquier motivo. No entiendo por qué alguien querría tener un casuario como mascota”, agregó Slovak.
En Australia la última muerte registrada por ataque de casuario ocurrió en 1926. En un estudio de 1999, Christopher P. Kofron, del Servicio de Parques y Vida Silvestre de Queensland, contabilizó 221 ataques de casuario en Queensland, y 150 fueron en humanos.
Kofron notó que los ataques tienden a ocurrir “todos los años” y que las aves atacan con mayor frecuencia cuando esperaban ser alimentadas por un humano o cuando defendían su comida, sus descendientes o a ellas mismas.
