La expresidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez Chávez, recuperó su libertad este jueves tras permanecer casi cinco años en prisión, luego de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) anulara la sentencia de 10 años de cárcel que pesaba en su contra por el caso denominado “golpe de Estado II”.
El fallo, emitido el 5 de noviembre por mayoría de votos, concluyó que el proceso judicial vulneró garantías constitucionales y el debido proceso, por lo que ordenó su liberación inmediata. Los magistrados determinaron que la sucesión presidencial de 2019 no constituyó una usurpación, sino una “necesidad constitucional” para garantizar la continuidad del Estado tras las renuncias de Evo Morales y otras autoridades.
“Áñez Chávez no actuó con dolo ni lesionó bienes jurídicos protegidos; su proceder estuvo amparado por la urgencia de mantener la institucionalidad del país”, señala la resolución del TSJ.
La exmandataria, de 58 años, salió del Centro de Orientación Femenina de Miraflores, en La Paz, ondeando una bandera boliviana y acompañada por sus hijos, Carolina y José Armando Ribera. Fue recibida entre aplausos y muestras de apoyo de simpatizantes y activistas que durante años exigieron su liberación.
En sus primeras declaraciones, Áñez afirmó que nunca existió un golpe de Estado, sino “un fraude electoral” que llevó al pueblo boliviano a defender su voto. “Jamás voy a arrepentirme de haber servido a mi patria cuando más lo necesitó”, expresó emocionada.
Su gobierno (2019-2020) surgió tras la crisis política que siguió a la renuncia de Morales y quedó marcado por el decreto supremo 4.078, que eximió de responsabilidad a militares y policías durante los operativos de desbloqueo, señalados como el marco de las masacres de Senkata y Sacaba, donde murieron 36 personas. Estos hechos continúan bajo investigación y son uno de los puntos más cuestionados de su administración.
