El megaoperativo policial en Río de Janeiro, considerado el más letal en la historia de la ciudad brasileña, dejó al menos 132 muertos, según confirmó la Defensoría Pública regional. La cifra supera ampliamente los 58 decesos reconocidos por el gobernador Cláudio Castro, quien admitió que el número “seguro cambiará” conforme avancen las investigaciones.
El despliegue, conocido como “Operación Contención”, movilizó a 2 mil 500 agentes en la zona norte de Río, con el objetivo de capturar a miembros del Comando Vermelho, una de las bandas de narcotráfico más poderosas de Brasil. Durante los enfrentamientos, las fuerzas de seguridad reportaron la incautación de más de 70 fusiles y una gran cantidad de drogas, aunque no precisaron detalles.
Vecinos de las favelas de Penha y Vila Cruzeiro colocaron decenas de cuerpos en una plaza para facilitar su identificación ante la falta de intervención de las autoridades. Los habitantes denunciaron abandono estatal, largas horas de búsqueda de desaparecidos y violaciones a los derechos humanos. “El Estado nos abandonó hace mucho tiempo y nos volvió a abandonar después de esta matanza”, dijo Rayune Diaz Ferreira, vecina de Penha, a la agencia EFE.
La ONU expresó su horror por los hechos y exigió una investigación pronta y efectiva sobre las muertes. “Recordamos a las autoridades sus obligaciones ante el derecho internacional”, señaló la Oficina de Derechos Humanos de la ONU en la red X. Por su parte, Human Rights Watch Brasil calificó el operativo como un “desastre humanitario” y pidió al Ministerio Público indagar cada fallecimiento.
El ministro de Justicia de Brasil, Ricardo Lewandowski, afirmó que el Gobierno federal no autorizó la operación y subrayó que la seguridad corresponde a los estados. También lamentó la magnitud de la violencia, señalando que la lucha contra el crimen debe hacerse “con planificación e inteligencia”.
La Operación Contención ocurrió días antes de eventos internacionales como la cumbre C40 y el Premio Earthshot, que anteceden a la COP30, aumentando la presión sobre el Gobierno brasileño por el impacto internacional de la tragedia.




