Bolivia vive este domingo 19 de octubre, una jornada histórica al celebrar el primer balotaje presidencial desde la Constitución de 2009, un hecho inédito que pone a prueba la madurez democrática de un país que llega a las urnas marcado por la incertidumbre económica, la falta de liquidez y un visible agotamiento político tras dos décadas de hegemonía de la izquierda.
Desde las primeras horas del día, la ciudadanía acudió a las 34 mil 026 mesas de sufragio habilitadas en el territorio nacional para definir al presidente y vicepresidente del periodo 2025-2030. En el exterior, 1 mil 227 mesas en 22 países residen también a los 369 mil 931 votantes bolivianos residentes fuera del país.
El acto inaugural, fue presidido por el titular del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Óscar Hassenteufel, quien abrió la jornada con un mensaje en defensa de la institucionalidad democrática.
“La democracia debe brindarnos un sistema de justicia, donde los periodistas no tengan limitaciones”, afirmó. “El pueblo boliviano es poderoso, tiene el arma de los votos. Ha llegado el momento de que Bolivia sea diferente; queremos un país sin odio. La violencia debe ser extirpada”, añadió.
Más de 7.9 millones de ciudadanos decidirán entre Rodrigo Paz Pereira, de 58 años, candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC), y Jorge “Tuto” Quiroga Ramírez, de 65, de Alianza Libertad y Democracia (Libre), luego de que ninguno de los nueve aspirantes de la primera vuelta alcanzara los umbrales exigidos por la ley.
La segunda vuelta enfrenta dos visiones liberales distintas. Paz Pereira, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993), propone un liderazgo generacional y una apertura hacia la juventud. En contraste, Quiroga, exmandatario entre 2001 y 2002, ofrece un programa de liberalismo ortodoxo, centrado en la estabilidad macroeconómica, la reducción del gasto público y la atracción de inversión extranjera.
El balotaje de 2025 se desarrolla en un contexto económico adverso como la escasez de combustibles, falta de divisas y presiones inflacionarias, que han erosionado el poder adquisitivo de los hogares y elevado el malestar social. El ausente de esta contienda es el Movimiento al Socialismo (MAS), fuerza dominante en los últimos veinte años, que quedó fuera de competencia tras la fragmentación interna y el declive de su liderazgo histórico.
El TSE desplegó unos 30 mil efectivos policiales para resguardar la seguridad del proceso, mientras 211mil 518 jurados electorales, 204 mil 156 en Bolivia y 7 mil 362 en el exterior, fueron designados para administrar y supervisar la votación. Las mesas permanecieron abiertas desde las 8:00 hasta las 16:00 horas, con la garantía de que todos los electores en fila podrán emitir su voto.
La presencia de misiones internacionales de observación, entre ellas la OEA, la Unión Europea, la Uniore, la ONU, Mercosur y otros, refuerza la vigilancia sobre un proceso considerado crucial para la estabilidad institucional del país y su imagen ante la comunidad global.
El próximo presidente de Bolivia deberá asumir su Gobierno el 8 de noviembre, es decir, tres semanas después de la votación de este domingo, la cual definirá el mapa político del país.