Cada 19 de octubre, el mundo conmemora el Día Internacional contra el Cáncer de Mama, establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1988, con el objetivo de crear conciencia sobre la importancia de la detección temprana y el acceso oportuno a tratamientos. El símbolo del lazo rosa, adoptado en los años noventa, se ha convertido en un emblema global de esperanza, solidaridad y prevención.
En México, el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) señala que el cáncer de mama es la principal causa de muerte por tumores malignos en mujeres. Tan solo en 2024, se registraron 8 mil 451 defunciones, con una tasa de 18.7 muertes por cada 100 mil mujeres mayores de 20 años, según datos preliminares del INEGI. Estados como Sonora y Chihuahua presentan las cifras más altas, mientras que Campeche y Guerrero mantienen los niveles más bajos.
A nivel mundial, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advierte que más de 462 mil mujeres son diagnosticadas cada año en el continente americano, y alrededor de 100 mil fallecen a consecuencia de esta enfermedad, muchas de ellas antes de los 65 años.
Los especialistas coinciden en que la detección temprana salva vidas, pero en países como México y España persisten barreras estructurales: falta de acceso a mastografías, atención tardía y desigualdad en el seguimiento de tratamientos. En España, por ejemplo, el informe de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) estima más de 37 mil nuevos casos en 2025, aunque también destaca un índice de supervivencia del 86%, gracias a los programas de diagnóstico precoz y a los avances terapéuticos.
La OMS y la Federación Española de Cáncer de Mama (FECMA) insisten en que la prevención y el autocuidado siguen siendo las mejores herramientas. Se recomienda realizar autoexploraciones mensuales desde los 20 años, acudir a revisiones clínicas a partir de los 25 y realizar mastografías anuales desde los 40.
Adoptar hábitos saludables —como mantener un peso adecuado, hacer ejercicio regular, evitar el tabaco y el alcohol, y fomentar la lactancia materna— puede reducir significativamente el riesgo de padecer esta enfermedad que, cada octubre, recuerda al mundo que el cáncer de mama no espera.