Tras más de una década de debate, Uruguay hizo historia al aprobar la ley que legaliza la eutanasia, convirtiéndose en el primer país de América Latina en consagrar por vía legislativa el derecho a morir dignamente. El Senado uruguayo aprobó la iniciativa con 20 votos a favor de un total de 31, respaldado por el oficialismo del Frente Amplio y parte de la oposición.
La nueva Ley de Muerte Digna busca garantizar el derecho a “transcurrir dignamente el proceso de morir”, permitiendo que mayores de edad psíquicamente aptos y con enfermedades incurables o sufrimientos insoportables puedan solicitar la eutanasia, realizada exclusivamente por un profesional de la salud.
A diferencia de otras legislaciones, como las de Australia, España o Canadá, la ley uruguaya no establece un límite temporal de vida ni exige periodos de espera, aunque sí requiere la evaluación de dos médicos que confirmen la capacidad mental del paciente.
Durante la sesión en el Senado, la vicepresidenta Carolina Cosse calificó la aprobación como “un hecho histórico que coloca a Uruguay a la vanguardia en el tratamiento de temas profundamente humanos y sensibles”. Por su parte, el presidente Yamandú Orsi celebró el resultado y aseguró que el país reafirma su compromiso con la dignidad y los derechos de las personas.
La decisión consolida a Uruguay como uno de los países más progresistas del mundo, tras haber sido pionero en legalizar el matrimonio igualitario, la marihuana de uso recreativo y el aborto seguro.
Aunque la Iglesia Católica expresó su rechazo, el debate social mostró un amplio respaldo ciudadano: más del 60% de los uruguayos apoya la medida, según encuestas recientes.
Con esta aprobación, Uruguay se une a España, Bélgica, Canadá, Nueva Zelanda, Colombia, Ecuador y Países Bajos como los pocos países que reconocen el derecho a morir con dignidad.