La ciudadela inca de Machu Picchu, ubicada en Cusco, Perú, enfrenta una seria advertencia: podría perder su reconocimiento como una de las Nuevas 7 Maravillas del Mundo si no se toman medidas urgentes para controlar el turismo masivo, mejorar la gestión del patrimonio y resolver los problemas de transporte y conflictos sociales.
La alerta fue emitida por la organización internacional New 7 Wonders, responsable de otorgar el título en 2007 tras una votación global. Su director, Jean-Paul de la Fuente, destacó que la permanencia de Machu Picchu como símbolo mundial “depende de implementar un plan estratégico de conservación y manejo sostenible”.
Turistas en cifras récord
El ministro de Cultura de Perú, Fabricio Valencia, informó que en 2025 se espera la llegada de más de 1.5 millones de visitantes, superando las cifras históricas previas. Actualmente, la ciudadela admite hasta 4,500 personas al día en temporada regular y 5,600 en temporada alta, lo que genera fuertes presiones sobre la infraestructura y el ecosistema del santuario.
Problemas de transporte y protestas
La situación se complica por los recientes incidentes en el transporte hacia Machu Picchu. La empresa Perú Rail denunció un presunto sabotaje contra los trenes que trasladaban nuevos autobuses destinados a facilitar el acceso desde Machu Picchu Pueblo. Este hecho obligó a suspender los traslados y desató protestas de comunidades locales que exigen soluciones inmediatas.
Además, los bloqueos y suspensiones en el servicio ferroviario han afectado directamente a turistas y residentes, aumentando la inconformidad social y la percepción de descoordinación entre autoridades.
Llamado internacional
Ante este panorama, New 7 Wonders instó al Gobierno peruano, al Congreso, al sector privado y a las comunidades locales a trabajar de manera conjunta para garantizar la preservación del patrimonio histórico y cultural de Machu Picchu, considerado un emblema de identidad nacional y de valor universal.