Un terremoto de magnitud 6 golpeó la noche del domingo 31 de agosto el este de Afganistán, dejando un saldo devastador de más de 800 muertos y casi 3 mil heridos, según reportes de las autoridades locales y organismos internacionales.
El sismo ocurrió a las 23:47 horas locales, con epicentro al este de Jalalabad, a solo ocho kilómetros de profundidad, lo que provocó daños severos en viviendas y edificios. Las provincias más afectadas son Kunar y Jalalabad, aunque el movimiento telúrico también se sintió en Kabul y en países vecinos como Pakistán.
El alto comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, resaltó la dificultad de movilizar recursos por las restricciones del gobierno talibán y pidió a la comunidad internacional que no abandone a las víctimas.
El ministro de Salud talibán, Sharafat Zaman, reconoció que la emergencia supera las capacidades nacionales y solicitó ayuda internacional urgente. Helicópteros han sido desplegados para trasladar heridos a hospitales en otras provincias, mientras que los rescatistas enfrentan enormes obstáculos: caminos bloqueados por deslizamientos de tierra y pueblos montañosos que solo pueden alcanzarse tras horas de caminata.
Imágenes difundidas muestran a civiles removiendo escombros con sus propias manos y transportando heridos en improvisadas camillas. Decenas de comunidades permanecen incomunicadas, por lo que se teme que la cifra de víctimas aumente en las próximas horas.
Este desastre golpea a un país que ya sufría una grave crisis económica y social tras la llegada de los talibanes al poder en 2021. Según datos del Comité Internacional de Rescate, 23 millones de afganos —casi la mitad de la población— dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir.