Tras 35 años en prisión por el asesinato de sus padres en Beverly Hills, los hermanos Menéndez, Lyle y Erik, fueron declarados elegibles para libertad condicional por un juez de Los Ángeles. La decisión se dio este martes durante una audiencia de revisión de condena basada en la Ley de Delincuencia Juvenil de California, que permite esta revisión para personas que cometieron delitos antes de los 26 años.
Los hermanos, condenados en 1996 a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, recibieron ahora una nueva sentencia de 50 años a cadena perpetua, lo que les abre la posibilidad de recuperar su libertad. Permanecerán en prisión mientras se determina su situación final ante la junta estatal de libertad condicional y el gobernador de California, Gavin Newsom.
Lyle y Erik, hoy de 57 y 54 años, participaron en la audiencia mediante videoconferencia desde la prisión de San Diego, donde lucían uniformes azules de reclusos. El juez Michael Jesic calificó su crimen como “absolutamente horrible”, pero reconoció la rehabilitación ejemplar que ambos han mostrado en prisión. “Es algo que nunca había visto antes”, señaló.
Durante la audiencia, los hermanos Menéndez pidieron perdón, expresaron remordimiento y asumieron la responsabilidad por el crimen. Erik, que tenía 18 años cuando ocurrieron los asesinatos, dijo: “Mi crimen no fue sólo criminal. Fue inmoral, cruel y despiadado”. Por su parte, Lyle, de 21 años al momento de los hechos, expresó: “Hoy me siento profundamente avergonzado de quién fui”.
Este emblemático caso, que ha sido objeto de documentales y producciones televisivas, podría tener un nuevo giro si se les concede la libertad condicional. El abogado de los Menéndez, Cliff Gardner, indicó que ambos hermanos se mostraron emocionados y aliviados tras la decisión judicial. El caso ahora queda en manos de las autoridades penitenciarias y ejecutivas de California.