La trágica explosión en el puerto de Bandar Abbas, en el sur de Irán, ha dejado un saldo de 28 muertos y más de mil 100 heridos, de los cuales unos 800 permanecen hospitalizados, según el balance actualizado de las autoridades iraníes. El siniestro, ocurrido el sábado en el puerto Shahid Rajaee, afectó a uno de los principales centros logísticos y comerciales del país.
El presidente del Tribunal Supremo de Hormozgán, Mojtaba Ghahremani, confirmó que al menos diez víctimas ya fueron identificadas: ocho hombres y dos mujeres. Mientras tanto, seis personas continúan desaparecidas, y la operación de rescate sigue en marcha.
El ministro del Interior, Eskandar Momeni, señaló que el 80% del incendio provocado por la explosión está bajo control y que las tareas de extinción podrían concluir en las próximas horas.
Sobre el origen del desastre, las primeras investigaciones apuntan a un incendio en un almacén de productos químicos que desató una reacción en cadena, afectando otros depósitos con materiales inflamables. El presidente Masud Pezeshkian ordenó una investigación exhaustiva para determinar las causas y evitar especulaciones prematuras.
El impacto de la explosión fue tan fuerte que la columna de humo fue visible a kilómetros de distancia y se sintió en ciudades cercanas. Pese a la tragedia, el puerto de Bandar Abbas ha reanudado parcialmente sus operaciones aduaneras, vitales para el transporte directo, el tránsito extranjero, las exportaciones y las importaciones.
El puerto Shahid Rajaee es crucial para la economía iraní, ya que gestiona más de la mitad de las exportaciones e importaciones marítimas de Irán y se encuentra en el estrecho de Ormuz, una vía estratégica que maneja cerca del 26% del comercio mundial de petróleo. Además, conecta con las principales redes ferroviarias y carreteras nacionales, siendo clave para el comercio regional e internacional.