Dos albergues de migrantes en Arizona, incluyendo Casa Alitas, cerraron sus puertas tras los recortes de fondos federales ordenados por el presidente Donald Trump, según informó el condado Pima. Estas instalaciones brindaban alojamiento temporal y transporte a solicitantes de asilo liberados por la Patrulla Fronteriza.
Kat Rodríguez, activista que trabajó durante años en Casa Alitas, lamentó la situación, señalando que “la compasión por los más necesitados está siendo eliminada por intereses políticos”. El condado Pima informó que, desde la segunda juramentación de Trump, la Patrulla Fronteriza dejó de canalizar migrantes a los refugios.
Casa Alitas, ubicada en Tucson, había sido un modelo para otros albergues en la frontera con México. Sin embargo, la falta de recursos operativos ha llevado a su cierre, dejando al condado en una situación financiera complicada, ya que los costos de mantenimiento continúan pese a la ausencia de migrantes.
Durante su primer día de mandato, Trump firmó órdenes ejecutivas que suspenden los fondos del Programa de Servicios de Refugio (SSP) del Departamento de Seguridad Nacional, lo que agravó la crisis.
El cierre de Casa Alitas impacta gravemente a la comunidad migrante y a los activistas que han luchado por su bienestar.
“Serán cuatro años muy difíciles, el cierre de la frontera y de los albergues no detendrá la migración”, afirmó Rodríguez.
Según datos oficiales, en los últimos seis años estos refugios han asistido a más de medio millón de migrantes, brindándoles apoyo y evitando que quedaran desamparados.