La obispa episcopaliana Mariann Edgar Budde, reconocida por su postura firme ante el presidente Donald Trump, ha declarado que no se disculpará por pedir compasión hacia migrantes y niños trans en su discurso durante la ceremonia religiosa en la Catedral Nacional de Washington.
Durante el acto, que marcó el inicio de la agenda presidencial de Trump, Budde instó al mandatario a ejercer su poder con misericordia, recordándole que millones de personas confían en su liderazgo. Sin embargo, Trump respondió a través de Truth Social, calificando a la obispa de tener un “tono desagradable” y exigiendo una disculpa.
A pesar de la controversia, Budde reafimó su posición en diversas entrevistas con medios como NPR y The New York Times, donde enfatizó que su mensaje no fue un ataque político, sino un llamado a la empatía y la compasión.
Una postura firme ante las críticas
Budde, quien es la primera mujer en ocupar su cargo en la iglesia episcopaliana, expresó que no siente la necesidad de disculparse por pedir misericordia y afirmó que su discurso estaba basado en valores cristianos fundamentales.
“No odio a Trump, rezo por él”, afirmó la obispa, rechazando las acusaciones de ser una “radical de izquierda” que se opone al presidente.
La polémica generada tras su intervención ha dividido opiniones, con algunos sectores de la sociedad aplaudiendo su valentía y otros cuestionando su intervención en asuntos políticos.
Un mensaje de unidad y compasión
En declaraciones a NPR, Budde reconoció que su llamado pudo haber sido interpretado de manera equivocada, pero insistió en la necesidad de un país más inclusivo, donde se reconozca la diversidad sin recurrir a estereotipos negativos sobre inmigrantes o personas transgénero.
“Para estar unidos como nación necesitamos *compasión, empatía y misericordia*, no discursos de odio ni divisiones”, declaró la obispa, reiterando su compromiso con los valores cristianos.
Trump y su política migratoria
El presidente Trump ha seguido adelante con sus promesas de campaña de endurecer la política migratoria, refiriéndose a los inmigrantes indocumentados como una amenaza para el país. Sus medidas han generado preocupación entre diversas comunidades y líderes religiosos como Budde, quienes abogan por un enfoque más humanitario.