El expresidente surcoreano Yoon Suk-yeol, arrestado este miércoles tras resistirse durante semanas en su residencia en Seúl, se negó a declarar durante su primer interrogatorio en la Oficina para los Casos de Corrupción de Altos Funcionarios (CIO).
Yoon, quien enfrenta cargos de insurrección y abuso de poder, fue trasladado al centro de la CIO en Gwacheon, pero rechazó responder a las preguntas del subdirector Lee Jae-seung en las primeras horas del interrogatorio. La CIO tiene un plazo de 48 horas para interrogarlo y podría solicitar una extensión de la detención.
El arresto de Yoon se produjo tras su controvertida declaración de la ley marcial el pasado 3 de diciembre, un acto que generó un fuerte rechazo en el Parlamento y llevó a su destitución el 14 de diciembre. Estos cargos, especialmente el de insurrección, son significativos ya que están entre los pocos delitos por los que un presidente en funciones puede ser procesado.
Pese a considerar “ilegales” las investigaciones en su contra, Yoon dejó su residencia en Yongsan para evitar “derramamiento de sangre” entre los manifestantes que se enfrentaban en apoyo y rechazo a su detención.
El expresidente permanecerá detenido en el Centro de Detención de Seúl, mientras el Tribunal Constitucional decide si su destitución será definitiva o si podrá regresar al cargo.
Este caso marca la primera vez en la historia de Corea del Sur que un presidente es arrestado mientras ocupa el cargo, aunque sin funciones ejecutivas desde su destitución.