El gobierno francés se tambalea tras la destitución del primer ministro, Michel Barnier, a través de una moción de censura aprobada este 4 de diciembre por la Asamblea Nacional. Con 331 votos a favor, la medida superó ampliamente la mayoría absoluta necesaria (288 votos), marcando un revés significativo para el presidente Emmanuel Macron en medio de una crisis política sin precedentes en la segunda economía más grande de la Unión Europea.
La censura, promovida por la coalición izquierdista Nuevo Frente Popular (NFP) y respaldada por la extrema derecha liderada por Marine Le Pen, puso fin a menos de 100 días de gestión de Barnier. Esta acción también rechazó los presupuestos propuestos para 2025, dejando a Francia en un limbo político y económico.
Aunque la medida no afecta directamente a Macron, su liderazgo queda severamente debilitado. En septiembre, el presidente había nombrado a Barnier como primer ministro en un intento por garantizar la “estabilidad”. Sin embargo, el descontento político y social ha socavado esta estrategia.
Macron y Le Pen en crecientes tensiones
Marine Le Pen, líder de la Agrupación Nacional (RN) y principal figura de la oposición, instó a Macron a reflexionar sobre su capacidad para continuar en el cargo.
“Es momento de que decida si puede ignorar la evidencia de un repudio popular masivo”, declaró.
Por su parte, Macron, actualmente de visita en Arabia Saudita, calificó los rumores sobre una dimisión anticipada como “política ficción”. Su mandato, que concluye en 2027, no le permite presentarse nuevamente para la presidencia.
Mientras tanto, las aspiraciones de Le Pen para 2027 se ven amenazadas por un caso judicial en su contra, que podría derivar en su inhabilitación política por cinco años.