Rusia acusó este lunes al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, de intensificar el conflicto en Ucrania al permitir que Kiev utilice misiles de largo alcance suministrados por Washington para atacar objetivos dentro del territorio ruso. Según el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, esta decisión “echa más leña al fuego” y representa una nueva fase en la implicación de EE. UU. en la guerra.
La autorización, confirmada por un alto cargo estadounidense bajo anonimato, permite a Ucrania atacar bases desde las cuales Rusia lanza bombardeos. Estos misiles, con un alcance de cientos de kilómetros, fortalecerían la capacidad de Kiev para golpear infraestructura militar importante, como centros logísticos y aeródromos.
El anuncio coincide con un bombardeo masivo de Rusia contra infraestructuras energéticas ucranianas, dejando al menos 11 muertos y provocando cortes de energía en el inicio del invierno europeo. Paralelamente, Ucrania informó que unos 11 mil soldados norcoreanos habrían sido desplegados en apoyo a las tropas rusas en la región fronteriza de Kursk.
Mientras tanto, la comunidad internacional reacciona; Francia y Reino Unido evalúan permitir el uso de sus misiles de largo alcance, mientras el ex primer ministro británico Boris Johnson llamó a actuar como lo ha hecho EE. UU. Por otro lado, China pidió un “rápido alto el fuego” y abogó por una solución política al conflicto, reforzando su postura de neutralidad.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, expresó cautela ante la decisión estadounidense, enfatizando que los resultados no se anuncian, sino que “los misiles hablarán por sí mismos”.