Cuba enfrenta una grave crisis energética tras sufrir su tercer apagón total en menos de tres días, lo que ha provocado una creciente tensión social. El régimen de Miguel Díaz-Canel ha respondido con amenazas de represión ante las protestas que han comenzado a surgir en diferentes zonas de la isla.
El presidente cubano, vestido en uniforme militar, advirtió en un noticiero que no se permitirán disturbios ni alteraciones del orden público. Los manifestantes que participaron en actos de desobediencia, catalogados como “vandalismo” y “conductas indecentes”, serán procesados con todo el rigor de las leyes revolucionarias.
Díaz-Canel fue tajante al afirmar que quienes inciten a la alteración de la “tranquilidad ciudadana” se enfrentarán a severas consecuencias legales.
Este anuncio llega en medio de la tercera caída del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), que ha dejado a millones de cubanos sin electricidad.
La primera interrupción ocurrió el viernes, cuando una falla en una central eléctrica clave provocó el colapso del sistema. El Ministerio de Energía y Minas (Minem) informó que se han hecho esfuerzos para restablecer el servicio, pero la inestabilidad persiste.
Los apagones, que han sido comunes en Cuba durante años, se han intensificado en las últimas semanas, afectando gravemente la economía, que ya estaba en declive. Según datos oficiales, la economía cubana se contrajo un 1.9% en 2023, y sigue sin recuperarse a los niveles de 2019.
Ante esta situación, el descontento social crece, con reportes de cacerolazos en municipios como San Miguel del Padrón, en las afueras de La Habana, y un aumento significativo en la presencia policial en la capital cubana.
Los apagones y la represión del régimen se han convertido en un catalizador para las protestas, recordando las manifestaciones masivas del 11 de julio de 2021 y otras protestas recientes en Santiago de Cuba.