En 1998, la Organización Mundial de la Salud declaró el 19 de octubre como el Día Mundial contra el Cáncer de Mama, con el fin de concientizar sobre esta enfermedad que afecta principalmente a mujeres, y que, tan solo en 2022, contabilizó más de 670 mil decesos en todo el mundo. En la ciudad de Puebla, en 2023 se registró un incremento de casos del 213%: 307 casos fueron atendidos el año pasado.
Esta enfermedad está envuelta de mitos, dudas e incertidumbre. ya que, al estar entre las primeras causas de muerte de las mujeres en México, su diagnóstico oportuno y tratamientos son primordiales para proteger la salud y bienestar del sector femenino, mismo que conforma más de la mitad de la población.
“Un factor de riesgo no significa que me dará cáncer, sino que hay que poner más atención”: doctor José Manuel Aguilar
Según explicó el doctor José Manuel Aguilar Priego en una charla informativa en la IberoPuebla, el punto de partida para entender la complejidad de este tipo de cáncer es entender que existen una multiplicidad de factores de riesgo y que “cada mujer tiene un tumor totalmente diferente”.
Si bien existen elementos que pueden aumentar el riesgo de padecerlo, como radiación previa —que aumenta las probabilidades un 40%—, obesidad, sedentarismo, consumo de alcohol o tabaquismo, o que en la línea familiar existan casos, el 60% de los casos no tienen explicación o motivo específico. Además, estos factores cambian entre generaciones; por ello, la cultura de la prevención, la autoexploración y la atención médica oportuna es la principal herramienta para combatir la enfermedad.
“Hay que hacer un tratamiento de forma responsable”, dijo el especialista, quien afirmó que el primer paso es realizar una autoexploración: ponerse de pie frente a un espejo y levantar los brazos, ponerlos en las caderas e inclinarse hacia enfrente, hará la diferencia en cómo se ve el tejido mamario, o si se nota alguna irregularidad.
El tocar los senos puede salvar la vida. Sin embargo, “no podemos decirles cómo tocarse porque eso es muy específico y único para cada caso”. Por ello, el doctor Aguilar Priego destacó la importancia de pasar los dedos índices, anular y medio sobre las mamas cada mes, cinco días después del periodo menstrual. Hay múltiples formas de hacerlo, por lo que debe predominar la identificación de cambios en los pechos.
Algunos cambios que pueden ser una señal de alerta son los tumores visibles, retracciones o hundimientos en los senos, hundimiento del pezón de manera repentina, secreciones (con sangre, específicamente) enrojecimientos visibles (no provocados por infecciones como la mastitis), o cambios notables y atípicos en la piel. Aunque estas señales pueden ser útiles para la detección, ninguna garantiza la seguridad del diagnóstico.
A este paso se debe sumar, casi de manera obligada, una mastografía para las mujeres mayores de 40 años o un ultrasonido para las menores de esa edad. Las mastografías y los ultrasonidos pueden identificar lo que no se puede tocar, como tumores de menos de tres centímetros, y la exploración puede revelar un cambio atípico que una mastografía no.
La importancia de combinar ambos métodos es aumentar la capacidad de detección oportuna, ya que entre el 5 y el 10% de las mastografías realizadas pueden no detectar ningún tumor. “No sirve la mastografía sola, por eso alguien te tiene que revisar”. Este procedimiento se tiene que realizar cada año, o si hay lesiones dudosas, cada 6 meses, 10 días después de la menstruación, no usar crema o desodorante, y ropa cómoda de dos piezas.
Mitos
Existen múltiples creencias sobre el cáncer de mama que deben ser desmentidas para que cada vez más mujeres cuiden de sí mismas y su salud. La primordial es que la autoexploración se puede hacer a cualquier edad, no solo a partir de los 40 años. En caso de detectar un tumor, y se requiera una biopsia, es necesario saber que este procedimiento no disemina la enfermedad.
Igualmente, el doctor comentó que un miedo común entre las mujeres es la radiación de las mastografías, a lo que aclaró que este procedimiento no expone a una cantidad cancerígena, al contrario de otros procedimientos como las tomografías.
Sobre los factores de riesgo también hay mucho que decir. El que una paciente tenga senos pequeños, que no tenga antecedentes de cáncer en su familia, no sienta nada en una autoexploración, esté lactando o embarazada, o no sienta ningún tipo de dolor en las mamas, no significa que esté libre de la enfermedad. Como se especificó en la charla, cada cuerpo es único y muchas veces no se saben las razones del desarrollo de la enfermedad.
En ese sentido, el doctor José Manuel Aguilar dijo a las asistentes a la charla que lo mejor es garantizar una detección a tiempo de la mano de especialistas en ginecología, —o de ser necesario de un equipo interdisciplinario—, que se lleve un estilo de vida saludable, y que se realicen los estudios pertinentes cada año, y la autoexploración de las mamas cada mes.