El Partido Laborista ha ascendido al poder en el Reino Unido tras una elección histórica, poniendo fin a más de una década de oposición. El líder del partido, Keir Starmer, se convertirá oficialmente en primer ministro, llevando a su partido de regreso al poder con una victoria abrumadora. Este resultado refleja el descontento de los votantes después de 14 años de austeridad, el Brexit, una pandemia y numerosos escándalos políticos bajo el gobierno conservador.
Starmer asumirá el cargo en el número 10 de Downing Street, sucediendo al líder conservador Rishi Sunak, quien reconoció la derrota afirmando que los votantes dieron un “veredicto aleccionador”. En un discurso a sus simpatizantes, Starmer destacó la enorme responsabilidad de su mandato y la necesidad de recuperar la confianza de la población tras años de desilusión. Prometió ofrecer un “rayo de esperanza” y señaló que “el cambio comienza ahora”.
Con casi todos los resultados computados, el Partido Laborista ganó 410 de los 650 escaños en la Cámara de los Comunes, mientras que los conservadores obtuvieron solo 118. Este contundente triunfo de Starmer presenta enormes desafíos, ya que deberá enfrentarse a un electorado impaciente por cambios en medio de una economía en crisis, desconfianza en las instituciones y una estructura social frágil.
Reino Unido ha atravesado años turbulentos, con la salida de la Unión Europea, la pandemia de COVID-19 y la invasión de Rusia a Ucrania impactando fuertemente en la economía. Los escándalos políticos, como las fiestas durante el confinamiento del ex primer ministro Boris Johnson, y la breve y tumultuosa gestión de Liz Truss, que duró solo 49 días, han contribuido al descontento general.
La victoria del Partido Laborista también parece revertir la reciente tendencia electoral hacia la derecha en Europa, aunque los trasfondos populistas aún influyen en Reino Unido. Nigel Farage, líder de Reform UK, complicó la contienda con su lema de “recuperar nuestro país”, restando apoyo a los conservadores y ganando votos incluso de los laboristas.
El resultado es un revés histórico para los conservadores, quienes obtuvieron el menor número de escaños en dos siglos de historia del partido, lo que podría desatar una contienda inmediata para reemplazar a Sunak como líder. El próximo Parlamento estará más fracturado y con una ideología más diversa, con partidos más pequeños como los Liberal Demócratas y Reform UK ganando millones de votos y asegurándose escaños.