Islandia ha declarado un estado de emergencia tras una nueva erupción volcánica en la península de Reykjanes, siendo la tercera desde diciembre. La lava resultante ha dañado tuberías cruciales de agua caliente, instando a miles de residentes a restringir el uso de agua y electricidad, ya que la reparación podría llevar días.
Se teme que otros conductos vitales cercanos a la central eléctrica de Svartsengi se vean afectados si el flujo de lava no se reduce pronto. Un video aéreo muestra una fisura de 3 kilómetros arrojando lava al aire, mientras en la capital, Reykjavik, se observa humo iluminado por la lava a unos 40 kilómetros de distancia.
🇮🇸 | Continúa la actividad del respiradero volcánico Fagradalsfjall de Reykjanes, #Islandia. (Febrero 08, 2024). #Volcano #Eruption #Gunung #Climagram pic.twitter.com/gyczoGriis
— ⚠️Alerta Climagram🌎 (@deZabedrosky) February 8, 2024
La popular atracción turística, la Laguna Azul, ha cerrado nuevamente debido a los flujos de lava, anticipando permanecer cerrada el viernes. El Departamento de Protección Civil y Gestión de Emergencias trabaja para garantizar el suministro de agua caliente a más de 20,000 personas afectadas.
Las escuelas en áreas sin acceso a agua caliente también permanecerán cerradas, mientras que el aeropuerto de Keflavik se ha visto afectado, aunque sus servicios operan normalmente. La vulcanóloga Dra. Evgenia Ilyinskaya destaca el riesgo inminente para las tuberías que abastecen a otras 30,000 personas en la península.
Aunque la fuerza de la erupción está disminuyendo según la Oficina Meteorológica de Islandia, el suministro de agua caliente y la infraestructura local permanecen en riesgo. Esta erupción marca la sexta desde 2021, sugiriendo que la región podría estar entrando en una nueva era volcánica, según el profesor Tamsin Mather, vulcanólogo de la Universidad de Oxford. La incertidumbre persiste sobre la duración de esta actividad volcánica, que podría extenderse por años o incluso siglos.