Dinamarca continuaba ayer en estado de alerta pese a que la policía dio muerte y fue identificado el presunto autor de los atentados cometidos el fin de semana en Copenhague, en los que murieron dos personas y cinco resultaron heridas.
La policía no tiene certeza de los motivos del sospechoso, un joven nacido en Dinamarca que fue identificado por la televisión pública DR como Omar Abdel Hamid El Hussein.
De acuerdo con este medio, el joven de 22 años había salido de la cárcel hace un par de semanas tras cumplir parte de una condena de dos años por un ataque con cuchillo en un tren en otoño de 2013.
Las autoridades danesas admitieron que el joven estaba bajo el radar del servicio de inteligencia.
La policía encontró las dos armas que supuestamente usó en el doble ataque, aunque falta conocer el resultado de los análisis técnicos para asegurar que fue él quien disparó contra el centro cultural donde se celebraba un debate al que asistía el artista sueco Lars Vilks, que salió ileso, y luego contra una sinagoga.
Vilks, que lleva protección oficial desde que en 2007 retrató a Mahoma como un perro, confesó ayer a la cadena británica ITV el “miedo” que sintió cuando escuchó los disparos, que provocaron la muerte de un cineasta danés e hirieron de levedad a tres agentes.
En el atentado posterior murió un joven de la comunidad judía que custodiaba la entrada a la sinagoga, donde se celebraba una confirmación, mientras dos policías resultaron heridos leves.
Se habría inspirado en los ataques de París
“No podemos decir nada concreto sobre el motivo (de los ataques). Posiblemente el hombre actuó inspirado por los ataques de París y los de organizaciones extremistas”, dijo ayer el jefe de inteligencia de Dinamarca, Jens Madsen.
París sufrió el 7 de enero un atentado contra la revista satírica Charlie Hebdo, seguido un día después por un asesinato en plena calle de una agente y un ataque, 24 horas más tarde, a un supermercado judío. 17 personas murieron en estos atentados, reivindicados por grupos yihadistas.
Aunque la policía da casi por seguro que el joven responsable de los ataques en Copenhague actuó solo, ayer continuaban las operaciones en varios puntos de la ciudad en busca de pruebas para determinar los movimientos del sospechoso en las ocho horas que transcurrieron entre los dos atentados y las cuatro que pasaron desde que huyó de la sinagoga hasta que murió.
Todos los distritos policiales de Copenhague elevaron el nivel de alerta y la Policía Nacional envió personal de otras regiones de Dinamarca a la capital para ayudar en una investigación en la que colaboran también países vecinos.
Se solidarizan con Dinamarca
Los ataques del fin de semana provocaron mensajes de solidaridad de otros gobiernos y organizaciones internacionales.
El gobierno de México “rei-tera su rechazo al terrorismo y envía sus condolencias y solidaridad al pueblo y gobierno de Dinamarca, así como a los familiares de las víctimas”, dice un comunicado de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) difundido ayer.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, condenó los mortales ataques y llamó a defender la libertad de expresión y la tolerancia.
Arabia Saudita condenó los ataques en Copenhague y, al mismo tiempo, el asesinato de tres estudiantes musulmanes en Chapel Hill, Estados Unidos, ocurrido el martes.
Los ataques de Copenhague y de Chapel Hill son “crímenes terroristas”, dijo un portavoz saudita, que exhortó al “respeto de todas las religiones”.
“Estados Unidos condena el deplorable ataque en Copenhague”, dijo la consejera nacional de seguridad, Bernadette Meehan, a través de un comunicado, añadiendo que Washington está listo para ayudar si es necesario en las investigaciones.
Cumbre contra el extremismo
Por otra parte, el gobierno de Estados Unidos anunció que celebrará esta semana una cumbre de alto nivel contra el extremismo violento con representantes de la ONU y varios ministros.
La cumbre, que comenzará mañana, pretende hacer hincapié en los “esfuerzos nacionales e internacionales” para evitar que los extremistas y sus seguidores “radicalicen, recluten o inspiren” a individuos y grupos en Estados Unidos y otros países con el objetivo de “cometer actos de violencia”, según la Casa Blanca.
El gobierno del presidente Barack Obama presentó en agosto de 2011 una estrategia para prevenir el extremismo dentro de Estados Unidos.