La tradición cinegética en las monarquías data de hace más de tres siglos. Los reyes solían practicar la caza en sus residencias de campo, donde además realizaban caminatas reales y paseos a caballo.
“No es una actividad de hoy, sino de muchos años atrás. Es una tradición más que un simple capricho”, afirmó Santana Garza Lares, embajador del turismo cinegético.
Muchos de estos palacios estaban en Aranjuez, municipio al sur de Madrid, donde los reyes tenían jornadas vacacionales en las que practicaban la caza.
Se levantaban desde temprano para atender los asuntos reales en sus habitaciones, para después, terminados los temas de Estado, salir a respirar aire libre y a cazar jabalíes, venados y aves.