El Iztaccíhuatl es un volcán inactivo que se encuentra al lado del Popocatépetl, situación que ha provocado que algunas personas se pregunten si existe la posibilidad de que “La mujer dormida” pueda despertar y tener una erupción o arrojar material incandescente como su compañero.
El Iztaccíhuatl viene del náhuatl y significa “Mujer blanca”, es la tercera montaña más alta del país, en primer lugar se encuentra el Pico de Orizaba, seguido por el Popocatépetl. El Iztaccíhuatl tiene una altura de 5215.128 metros sobre el nivel del mar. “La mujer dormida” y “Don Goyo” están unidos por un sendero montañoso de 3 mil 600 metros de altura, mejor conocido como Paso de Cortés. La distancia que separa a las dos montañas es de 50 kilómetros.
Según expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Iztaccíhuatl es uno de los tantos volcanes del país que no ha presentado actividad reciente; además, la situación del Popocatépetl no aumenta la posibilidad de que despierte. La última vez que se tiene registro de una erupción fue en 1869, al menos así se documentó en el libro Las montañas de México. Testimonio de cronistas, de Miguel Guzmán Peredo.
Así, Robin Campion, doctor en ciencias geológicas e investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, precisó que el Iztaccíhuatl no ha dado señales que indiquen que podría despertar, ya que previo a que se reactive un volcán suelen haber unos indicadores, algunos son:
- Aumento de sismicidad.
- Cambio de las fumarolas.
- Deformaciones en el suelo.
- Cambios de Temperatura.
Sin embargo, Robin Campion dijo que si “La mujer dormida” tuviera una inyección de magma, estos indicadores o señales sucederían con años de anticipación, situación que hasta el momento no se ha producido.
¿Pero y la profecía tlaxcalteca?
Tras la intensa actividad del Popocatépetl, en redes sociales empezó a circular una profecía tlaxcalteca que señala que el Iztaccíhuatl despertará de su letargo, provocando una explosión nunca antes vista.
Sin embargo, esta profecía es solo eso, una conjetura que anuncia que algo podría pasar. Y como ya explicamos, cuando un volcán se activa hay señales previas que indicarían que el coloso tendrá actividad de nuevo.
El tema de la profecía surge de la leyenda de amor entre el Popocatépetl e Iztaccíhuatl. Según la tradición, ambas montañas son la representación de un guerrero y una princesa tlaxcaltecas.
Iztaccíhuatl era una princesa que se enamoró del guerrero más valiente de su padre, Popocatépetl. Los dos estaban profundamente flechados, por lo que el guerrero pidió la mano de su amada; el rey no la concedió, primero tenía que regresar de la aventura bélica sano y salvo.
Popocatépetl emprende su viaje a la vanguardia de la guerra. Pero un rival suyo, que también estaba enamorado de la princesa, buscó a Iztaccíhuatl y le dijo que su amado había muerto en combate. La princesa al enterarse de la historia falleció de tristeza y desamor.
Cuando Popocatépetl regresó y se enteró de la tragedia dijo que juntaría 10 montes y los haría una montaña para enterrar a Iztaccíhuatl. El guerrero se arrodilló y veló el sueño eterno de su amada, hasta que las estaciones también lo convirtieron en montaña. Se dice que cada vez que el coloso de fuego se acuerda de su amada, lanza una fumarola.
Entonces, la profecía dice que si el “Popo” se despierta lo hará la princesa, por lo que en redes esta leyenda ha tenido eco con la intensa actividad volcánica de “Don Goyo”.
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