El pasado 8 de marzo de 2025, el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco hizo público un doloroso hallazgo en Teuchitlán, Jalisco: el Rancho Izaguirre. Un predio de 10 mil metros cuadrados que fue usado como centro de confinamiento, adiestramiento y exterminio de personas, en el que se encontraron ropa, zapatos y pertenencias de quienes habían sido llevados, se presume a base de engaños, a dicho lugar.
Este hallazgo, que ya era de conocimiento de la Guardia Nacional desde septiembre de 2024, regresó a la conversación pública la crisis seguridad y el recrudecimiento de la violencia en todo el territorio. La maestra Anna Karolina Chimiak, codirectora del Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo, A. C. (CEPAD), analizó minuciosamente este contexto en una nueva entrega del Seminario Permanente de la Cátedra Ignacio Ellacuría 2025.
“La situación en México nos afirma una crisis de derechos humanos innegable”: maestra Anna Karolina
Bajo el subtítulo —que a su vez es propósito— de Defender contra el miedo: Respuestas situadas ante la crisis de derechos humanos en México, la Ibero Puebla recibió esta ponencia que llega a responder a este contexto con una afirmación contundente: se trata de una crisis humanitaria evidente, en la que el Estado y los organismos internacionales deben actuar.
La académica detalló las características de una crisis humanitaria, que puede ser provocada por fenómenos naturales, razones sanitarias, emergencias complejas, o bien, por el ser humano. Quienes se encargan de atender y declarar la crisis cambian dependiendo del país y la situación. Sin embargo, es importante remarcar que “no se puede imponer ayuda o brindarla sin previa solicitud o invitación”.
La respuesta que se le da a este tipo de escenarios críticos dependerá directamente de la gravedad del entorno, la urgencia con la que se deba de atender, y de acciones varias “para ayudar, proteger y defender a las personas afectadas de forma urgente e inmediata, pero también a mediano y a largo plazos, considerando tanto la provisión de bienes materiales, como también acciones de protección de derechos humanos y el fortalecimiento de capacidades internacionales”.
Igualmente, el contexto de crisis humanitaria da pie a la identificación de crímenes de lesa humanidad —caracterizados por ser generalizados y sistemáticos—, y la incidencia de organismos internacionales, que “solo intervienen cuando el Estado no quiere o no puede analizar estos crímenes”, explicó.
Este marco teórico y legal brinda todos los elementos para asegurar que México pasa por un estado crítico para los derechos humanos. La maestra Karolina Chimiak detalló aspectos como las más de 127 mil personas desaparecidas; Jalisco, el lugar donde ocurrieron los hechos, desde 2019 se ha posicionado como el estado con más desapariciones, contando hasta la fecha 15 mil 534 casos. A esto se suman las fosas clandestinas: de 2018 a marzo de 2025 se han registrado 192 sitios de inhumación, con mil 916 víctimas.
“El hallazgo en el Rancho Izaguirre de Teuchitlán reflejó la situación de violencia cada vez más cruel, grave y generalizada que se vive en Jalisco y en México a lo largo de los últimos años”, afirmó la académica. La situación no ha pasado desapercibida por comités de tratados internacionales, u organismos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) o Human Rights Watch, quienes han señalado enérgicamente esta situación.
Estas acciones dieron pie a que en el país se activara un mecanismo internacional sin precedentes, pues el Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU activó el procedimiento basado en el artículo 34 de la Convención, en el que se establece que la situación del país puede ser llevada a la Asamblea General de la ONU con carácter urgente.
La académica reconoce que es difícil estimar sus alcances y resultados. No obstante, “constituye una oportunidad de poder generar cambios más a fondo, las mejoras institucionales, la no repetición y garantías de los derechos. Permite visibilizar la situación a nivel mundial, e incluso poder generar lazos de empatía y solidaridad con las víctimas en el país”.
Así, las organizaciones locales, nacionales e internacionales han hecho varios esfuerzos para poder acompañar a las víctimas de este crimen que desmantela familias y comunidades enteras. La maestra Anna Karolina Chimiak llamó a que todas las acciones pongan al centro a las víctimas y sus familias, recuperando su dignidad y humanidad en su proceso de búsqueda, verdad y justicia.