Halloween, Día de Brujas, Noche de Brujas. Una festividad celebrada por más del 70% de estadounidenses y en la que se gastan más de 11 mil 600 millones de dólares, según datos de la Federación Nacional de Minoristas recuperados por la plataforma global de datos Statista. La actividad primordial de esta celebración es pedir dulces, y disfrazarse para ir de puerta en puerta para asombrar —o asustar— a quienes reparten las golosinas.
Esta festividad, si bien hoy es una forma de diversión y creatividad, en sus orígenes fue una celebración pagana proveniente de la cultura celta (en la actual región de Europa Central y Occidental). El maestro José Luis Camacho Gazca, coordinador de la Licenciatura en Literatura y Filosofía de la Ibero Puebla, detalla más los inicios de esta fiesta, que en su momento representaba el inicio de un nuevo ciclo con el invierno.
El académico explica que esta festividad fue traída al mundo por los celtas, donde hacían diversos rituales de agradecimiento y conexión con los dioses en el inframundo, pues se tenía la creencia de que, con la llegada del frío, el mundo terrenal estaba más conectado con el más allá. La Noche de Brujas, tal y como se le conoce hoy, se originó en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, con la migración de irlandeses a Estados Unidos, y en la actualidad se combina con otras tradiciones.